miércoles, 30 de diciembre de 2009

no siempre alivia este luto

Último testamento
de 2009
escrito en un post-it.
Fechado y con rúbrica.

Válido.

Contra:
la desmemoria, el sacapuntas senil,
el marcador fluorescente, el despiste,
el olvido, el tippex verdugo blanco:

Los testamentos
vitales
con que siembro
indomable
cada grieta del escritorio.

Ahí está
mi verdadera voluntad.

La pérdida
y la perdida.


Nares Montero

(mini) manual de instrucciones

Mi amor no es invisible.
Tenemos orondo el cuerpo
y no queremos corsés
que nos confundan con muertos.

Mi amor no consiente flores
que vengan con alergias previas,
es suyo ser inmune a la jalea.
Es antihistamínico en tragedias

Mi amor no pinta nada
tenemos las manos embadurnadas
sin técnicas, fórmulas, ni escuadras
de una tinta que parece mermelada

Mi amor no ata cabos,
no arponea con remilgos,
nos sabemos las mareas
las noches que salimos de pingo.

Mi amor no es bajo la lluvia
vamos por la sombra que chispea
y así dejamos los alcorques
para quien viste su amor de primavera.

Nares Montero

lunes, 28 de diciembre de 2009

Una abuela por navidad

nunca la miro a los ojos
cuando él murió sentí lástima
algo que llegué a confundir con ternura

en el tanatorio
ocupaba un sillón en el que cabían tres
como ella
no llegaba a reflejarse en el cristal
no era siquiera pequeña
casi no se la veía

y suspiraba sin ritmo
auto-convenciéndose

creo que esa ocasión fue la última vez
que la miré a los ojos
tenía el pañuelo cosido a la mano derecha
siempre
con él se enjuga las misas
los responsos, los rosarios y el rostro
como si todo fuera lo mismo
como si todo se convirtiera en
algo estrechamente parecido

no sé si era la primera vez que lloraba
pero era un llanto tan habitual
tan sin lustre
que parecía que había estado ensayándolo
siempre
practicando la agonía
toda su vida

no sé porqué no puedo mirarla a los ojos:
quizá porque ese día no le llegó la libertad
(como esperábamos)
ni al cuello de la camisa
quizá porque con su rictus consiguió una vez más
que tampoco le llegara
a esa hija que nunca fue suya
ni a esta nieta
de quita y pon ya sólo por navidad
quizá por su mirada de eterna sospecha
sus gestos rígidos y sin piel
sus escasas palabras malencaradas
o esa culpa que escupe silenciosa.

nunca a los ojos
por si arde el resentimiento
por si un tropiezo
un espanto
una lástima que pueda confundir
otra vez
con ternura
o con vergüenza

Nares Montero

jueves, 17 de diciembre de 2009

La fuga

Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
¿qué me traen volando?
Pablo Neruda "Tus manos"
.
Cuando tus pies huyen
tristes
con el suelo a un palmo,
¿qué se llevan de mi pies de limo?
.
Conducen siervos
todo tu esqueleto nostálgico,
¿versan los pasos
con poesía
y otras artes olvidadas?
.
Yo los veo alejarse de mi mirada
como si quisieran tornarse sal,
igual que estatua,
y se arrepintieran
de no haber palpado mis caminos.
.
Se dirigen con ritmo suave,
sin opciones,
a un asilo de ancianos,
o a un exilio de acantilado
donde hierve el agua
de los pies a la cima.
.
Nares Montero
(del poemario inédito "Papel fotográfico")

Es un primor

A Jose Luis Zuñiga

Lo he intentado
lo juro
.
escondí el bombo
y los platillos,
las castañuelas,
las chácaras,
incluso el papel albal
y las bolsas de plástico
para no hacer ruido
.
pero el primor de los cascabeles
ah, esos no
.
guardé el silencio
de feria ambulante
el previo al aplauso
de boca cosida
con las agujas del carmín
.
pero ya no aguanto
lo juro
si he de recitarte
henchida
violeta y temblorosa
a quemarropa
que así sea
.
a mares en plena libertad
donde haga falta
.
vocalizaré tus verbos subversibos
desbrozaré verbos y adjetivos
y si mi lengua se entorpece
volveré a empezar
.
volveré a recitarte
donde haga falta
lo juro
.
Nares Montero
.
Lo que ahora sigue me lo dedicó "Zuñi" en un arranque de cariño y yo me siento tan orgullosa que no puedo dejar de ponerlos aquí. Como si pusiera un Rembrant en la nevera, esta nevera que sonrie tibia bajo sus versos.

POEMA A MARES

A mares,
mujer de los zapatos y los labios,
a mares rojos, abiertos en canal,
a mares dejo
mi palabra en su boca,
mis voces en la suya,
mi cabeza en sus dedos.

A sangre,
a la primera sangre se hizo el duelo,
mis libros exteriores fueron peces
de colorines
bailando en la pecera,
mi corazón sangraba
dulces gotas de leche.

A muerte,
me abandoné en la escala de los sueños
que eran mis propios versos renacidos.
Nuevo sonido
que penetró mis venas,
que se hizo nuevamente,
que trasmutó el ardor.

A Nares
le debo todo esto y algo más:
lo que me escribe ahora, en el sosiego
de este diciembre
que ya empieza a nevarse
con los versos que un día
recitará por mí.

JOSE LUIS ZUÑIGA
(te ailofyu maestro)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

espectáculo público

Supera
los límites
de lo estrictamente necesario
se torrencialmente eléctrico
conciso, seguro
Mortal

Y después ven conmigo
a vestirte en público
Reivindiquemos
que nuestro exhibicionismo
de caracola
de látigo
de beoda lujuria
no tiene nudos marineros
ni corbatas

Ven a vestirte
delante de todos

Que sea obvia
su rancia desnudez

Nares Montero
(a K, recién salido del horno)

Enajenaciones virtuales


Es una iniciativa disparatada, por eso la secundo!
Si tú también quieres hacerlo pincha en la imagen (o aqui) y deja tu granito de arena, tu cucharada sopera, tu lengua de bala... tu comentario, coño!
Nares Montero

martes, 15 de diciembre de 2009

La ruina

Un día
morirá el último
de los pretendientes
que no
(nunca)
hacen cortejo

se vaciarán los bares
de pavos
reales

y existirán más
mujeres malas
que botellines

entonces
tendré que:
... .enamorarme
... .dejar de salir de noche
(y lo que más me jode)
... .tendré que ser buena

para poder marcar
la diferencia.

Nares Montero

viernes, 11 de diciembre de 2009

breve despedida

Me voy

al calor de
los robles escarchados
a los pies descalzos
en el camino de grava
a la recia sutileza castellana
de montañas arcillosas
y eternas encinas

al frío más sano
el de la familia
a los recuerdos de
una infancia cosida
con los retales
que fueron sobrando
a abuelos muertos
primos lejanos
tíos huérfanos
de madre, soltera.

Me voy

a esconderme
entre la lana virgen
de un cielo preñado
de calostros
de huevos pardos
del corral abandonado
donde se esconden los gatos
que no se reconocen
en tus pupilas de urbe

al colchón de musgo y
al alto de la leña
donde me sobran
.tus tejados
.tus quinielas
.tus señales
.tu memoria

y esta filantropía rabiosa
de pretenderte en noches de neón
en garitos vacuos y copas vacías
en carreteras de niebla
pasos de peatones
coches tuneados
camas en pensiones
donde me como las sobras
de la cena

Me voy

a buscarme
en los capachos
aplastados del desván
en los radios torcidos
de la bicicleta
en las cántaras
que colman telarañas
en la boina apolillada
nido de gurriatos
y en el tiempo rancio
que nadie cronometra.

Me voy
al pueblo
el fin de semana




Nares Montero

jueves, 10 de diciembre de 2009

ojos como moscas

En el cercanías
se pierde la cobertura
cuando entramos
en el útero yermo
del túnel

la pérdida
se personifica
en las manos apretadas
dentro de los bolsillos,

buscando en el bolso,
revisando los mensajes enviados,

haciendo sonar los politonos

y desespera, claustrofóbica,
en ese espacio de ondas capadas.

los legañosos viajeros

boquean y

observan sus estériles
teléfonos
no les queda más

remedio
que intentar
no mirarse a la cara

ojos como moscas

de zapato en zapato.


Nares Montero

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Hombres como vosotros


Ocurre que
los hombres como vosotros,
en días como estos, de noches singulares,
necesitáis una camarera cariátide
aliada de sueños persas
y condenada en su entablamento.
Con un escote-precipicio lleno de tiempo
para escuchar cuando, venidos abajo
por otra mala mujer,
os ausentáis en los hielos
que desechó el borracho del final de la barra
y paladeáis palabras
como si de verdad fuerais a decir algo,
importante,
y nunca decís nada.

Ocurre,
hombres como vosotros,
hambrientos,
en días como estos
(que pueden ser cualquier noche)
preferís la frontera no traspasable
de un bar mugriento,
donde abrillanten con ginebra
vuestras manos de madera,
que tocar las lindas lindes
de una mujer
de carne y huesos.

Hombres como vosotros
en noches sin días que sumen más noches
esquiváis las esquinas
no sin provocar cierta gracia
a los gatos
y vendéis vuestra alma
en callejones a
quien por vendetta
quiera dar una estocada
(no siempre a derechas).

Hombres, vosotros
en esa ceguera propia
que os da la experiencia técnica
de la luz turmalina
solo
sabéis andar si es heridos
en estos días.


Nares Montero


Imagen: "Bar del Folies-Bergère" de Edouard Manet

lunes, 7 de diciembre de 2009

a nadie

Nunca abras la puerta

La vida se va al carajo
los ahorros
esta pared llena de moho que nos resguarda

Nunca abras la puerta
al desconocido
a ese que busca el pulso en el grito

al silencio que se queda
entre las grietas
de la tarima carcomida que pisamos
nunca abras la puerta

Y si la abres
en la inconsciencia de la hora de la siesta
mientras tu madre dormita en el sofá

Si la abres sin preguntas
y esperas a papa noel
los reyes magos
el cartero
la vecina cómplice que te da galletas
la viva esperanza que estrecha tu pecho

Si la abres
No llores porque no te lo advirtieron.

Nares Montero

viernes, 4 de diciembre de 2009

Tiempo a destiempo mira como tiemblo.

Madrid 4 de diciembre de 2009

Querida Queens!

A pesar del ruidoso ajetreo reinante en el departamento de contabilidad de esta empresa situada en el barrio de salamanca, en la quinta planta del sector interior, en la segunda mesa o la tercera, según de donde se venga, de la segunda fila, casi, casi en el centro de esta pecera asfixiante, se ha creado una burbuja que guarda el tiempo y el aire que atesoró, como una hormiga, su habitante, discreta y callada. Ahora no la inundan los papeles, los sortea o los tira por las ventanas como panfletos, propaganda o confeti, y disimula en su silencio una sonrisa tramposa de “ya acabé” o “hasta aquí lo que se daba”.
Aún tiene que aguantar unas horas a que el candado del reloj deje abrir la puerta al viernes y a la luz natural, y te escribe, y escribe, desde una esperanza creada a base de impulsos, de pequeños ticktequeos y algún que otro estornudo traidor:

Cuando llegué ayer a ese hogar-epicentro que llamamos Libertad 8 estaba desierto. Quiero decir sin nadie. Del suelo nacían las sillas como cactus y la excepción se escondía y trasteaba con botellas como un jerbo egipcio trastea las dunas en la noche.
- Julián! Julián! Ponme una cerveza, ¿Cómo es que no hay nadie? ¿Es aquí el recital? ¿Me habré confundido yo de tarde?
Al cabo llegaron dos personas despistadas y las sillas volvieron a su estado natural, como si nunca hubieran sido un oasis, después el protagonista de la tarde, Jose Luis Zuñiga, azorado y con un desasosiego en la manga izquierda de la chaqueta que le instaba a hacerlo todo raudo y a la vez y repitiendo: Menudo atasco! Y qué cabreo! Menudo atasco!
Se veía casi como Visnú, la diosa omnipresente hindú, con tanto brazo sin saber que hacer con ellos. Presentaba, a pesar de tanta prisa, a tiempo, su libro “Tiempo a destiempo”. Y su María Pasión danzaba entre la gente saludando entusiasmada con esas manos de dar rienda suelta a los abrazos.
Como ya te comenté Zuñi (a partir de ahora) me había pedido a mano armada, como después él mismo dijo, que le recitara unos poemas.
En dos semanas, dos veces, dos poemas cada vez, mismo escenario y modelito, quizá no es casualidad. Sospecho que ese escenario siempre me hará temblar.
Zuñi soberbio, como un trino que canta en una pajarera gigante labrada a mano. Una artesanía perfecta con ese resquicio al miedo y a lo ácido, al humor amargo de un gin tónic. Hablamos lo que pudimos después. Después nunca es suficiente, pero a veces ay! A veces.

Había quedado con Antuán, eso también lo sabes, pero se nos sumó alguien interesante que no nos dejó hablar demasiado, pero tradujo la historia a un tiempo cercano y hablaba él, interesante él, hablaba y hablaba, tanto como un pez sediento. Al tiempo nos escapábamos, sin perder ripio a nuestro nuevo amigo, por supuesto, por turnos primero Antuán, después yo a escuchar el concierto de Fede Comín y Elena Bugedo (BBC y los minicomponentes) que son exquisitamente tiernos y sensibles. Sus canciones, son como un delicado baile infantil, un juego en susurros, y a ti que sonríes como el paso de los pajaritos y eres una milonga esponjosa seguro que te gustarían.

En esas andábamos cuando por la puerta apareció ese hombre que aún no sabe que soy la mujer de su vida. Tiene muchas virtudes pero su defecto más evidente es no saber, no saber, que soy yo y no otra, la mujer de su vida. Disimulé con tanta maestría que hay quién diría que anoche ese pudo ser mi oficio. Entró, echó un vistazo a la sala y volvió a la barra con un séquito de faunos que era toda una fauna, salvaje y desbocada. Al volver, nos miramos como de lado, indigentes. Yo pensando que no me reconocería y él… qué se yo que estaría él pensando… y qué me importa!. Con un rápido movimiento de cabeza volvió a mirarme como cerciorándose que efectivamente, era yo, era yo y no otra, y me saludó tímido con un “Hola ¿Qué tal estás?” y dos besos. Dos besos, que yo de muy buen grado hubiera transformado en uno, si no fuera porque en estos tiempos no quiero ir de ese palo y prefiero jugar a la distancia de una copa de vino. Se colocó de espaldas, estoy convencida que a propósito, nocturnidad y alevosía, aunque mi agravante es aún peor: facilidad “ilusionante”, crear cuentos y ponzoñas fantasiosas. De vez en cuando volvía la cabeza como quién busca en su hombro un hormiguero o un copo de nieve y yo sabía (quería saber) que me observaba desde su nuca bien perfilada, su cuello subido, la comisura de su boca. Hubo un momento en que intercambié mi pseudo-tarjeta de contacto con el interesante pez hablador y tuve que decir mi nombre en alto para especificar que un dato faltaba en el trozo de cartón. En ese momento ocurrió. Nada nuevo ni perfecto, nada relevante o selecto. Fue sólo un gesto de esos imperceptibles pero significativos. Con el gesto, subrayó mi nombre, corroboró sus datos mentales, miró de soslayo travieso, confirmando esos comentarios sueltos que voy dejando en su diario. Después, no paso mucho más, alguna que otra mirada parecida, un deslizamiento sutil para quedar frente a mí en vez de espaldas y alguna que otra fantasía que me inventaba ilusionada. Al irme no me despedí, aproveché un momento en que revisaba la trastienda del local, no fuera a sospechar que ando enamorada. Nada más lejos de la realidad!

Ahora te dejo, porque lo demás fue dormir y callar y espero verte pronto y poder decirte tantas cosas… que aún no he mencionado.

Te quiere, tu amiga.

Nares Montero

jueves, 3 de diciembre de 2009

Mi voz es la ignorancia

Gracias a Batania descubrí a Sharon Olds y a Ryszard Kapuszinnsky
entre otros.


Imprimí sus poemas, a sabiendas,
y compré los libros entusiasmada.


Repito compré los libros entusiasmada.


Me suelo entusiarmar con facilidad si compro libros,
también me pasa con las frutas y verduras.
Ayer mismo compre 4 y kilo y medio de mandarinas.


No me entusiasman tanto las polémicas,
que se hieran susceptibilidades,
que se tomen decisiones radicales,
que la vida se nos torne morada berengena.




No conozco a Batania, ni a tanto otros a los que leo diariamente
no conozco a Pepo el editor, que tiene razón,
su parte de razón, justificación suficiente, educación y la ley de su parte.




Pero descubrí a Olds gracias a Batania


y hoy amo
un poco más, si cabe,
la poesía.


(Temo caer en mi propia trampa y pecar de moñas
pero en fin... a veces pasa, yo también me confundo)
***





Esta tarde, un amigo al que admiro y quiero,
Jose Luis Zuñiga
presenta:


"Tiempo a destiempo"


(con escrupulosa puntualidad)


Me ha invitado a recitarle un par de poemas y yo engordo de orgullo.


Nares Montero
(yo también soy neorrabiosa)

martes, 1 de diciembre de 2009

internado


Los crucifijos parecían suspenderse en el aire en un ahogo.

Cuando se deslizaba la custodia a su oración dominical
todas disimulaban el sueño, fingían ronquidos,
respiraciones profundas como de bosque.

Algunas más pequeñas
miraban entre la tibia oscuridad de las
luces de emergencia, muy quietas
el Cristo

que no daba sensación de amparo,
muy quietas.

La Morena trampeaba.
Sus puntillas eran famosas muestras de discreción.
Con aviesa mirada
levantaba el toque de queda
perfeccionamiento sibilino, maldad sutil bien aprendida.
Entonces se dirigía hacia la cama mueble
con ademán de enterrador
levantaba la patas
45 grados.

La niña recostada de espaldas
giraba entonces sobre su eje y
muchas veces
se imaginó un abismo de salvación
en el hueco, funerario.
Lo que venía era peor.
Sabía sin saber de hipérboles aún
que sus manos se trenzaban rubias,
sus piernas tornaban duras y marmóreas,
su llanto ahogado y en suspenso como una charca verde,
y el temblor difuso en la inclinación
no eran la mejor defensa,

ni las flechas que evaporaba su boca,
ni el ardor de las mejillas de fuego
ni el pijama recién lavado y puesto.

-Viene la peque - decía - recién nacida de casa,
veamos que nos trae de regalo ahí debajo de la bragas.

El Cristo no respondía
era una estalactita sempiterna y muda.

Entonces la niña se vaciaba de líquidos mientras poco
a poco
el algodón le frotaba los muslos y las manos de nieve tapaban
su boca.

Una risa floja de estiércol se clavaba en sus oídos
y las retinas se volvían cruces.

Sucia - decía La Morena- niña sucia.

La custodia volvía a la hora de siempre,
a las 11 o las 12 post meridian,
oía el rumor fluorescente de
las luces de emergencia,
repasaba minuciosa los cuartos,
cubría destapadas criaturas limpias y giraba la cabeza
cuando sentía un temblor lejano de ramas crujiendo
de noche en vela. Nada veía.

Ahora,
(que ya no es niña)
en los días en los que se ducha 6 veces y conoce
alambradas y valles, desiertos derroches, la identidad de la mentira
la inexistencia de custodios y ángeles,
y su piel tiembla agrietada de agua, y grita:
niña sucia,
niña sucia,
hasta sangrar de memoria

hace poemas como este.


Nares Montero