sábado, 29 de noviembre de 2008

Licencia poética


-¿Te cuento un cuento?

- Venga va!- dijo ella con desgana.

- Mientras la...-

- Nooooooooooooo!!!! Eso no es un cuento! No me mientas! No te atrevas a mentirme!-

- ¿? ¿cómo?

- Eso no es un cuento!- repitió.

- Bueno pues será otra cosa. ¿Me dejas terminar?

- Pues no digas mentiras, no es un cuento. - refunfuña - venga sigue! - dice sin estar demasiado convencida.

- Pero no me cortes, vale?

- Que siiiiiii! veeenga!

Una vez que termino de leer el relato ella me dice indignada:

- Lo sabia! No es un cuento y me has intentado engañar!. Los cuentos empiezan por "había una vez..." y terminan con "...y comieron perdices". Así son las cosas! y no se mata al protagonista a la primera de cambio. Tienes mucho que aprender de mi!- Sentencia solemne.

- :O (yoconcaradeestupor no se donde meterme) XD Jajaja!- la conversación se acaba con una larga y profunda carcajada (me fué inevitable).




¿Seguimos enseñandole a los niños la vieja fórmula de Dysney, Pretty woman y Dirty dansing?


Ejemplos prácticos:


"Príncipe azul"

"Caballo blanco" (o limusina)

o "Clásica cazadora de cuero"


¿No nos han hecho ya demasiado daño a las de nuestra generación?


En fin... comamos perdices y sigamos besando sapos. ;)


Nares Montero

(Inspirado en una conversación con A. D.)

viernes, 28 de noviembre de 2008

Los misterios de la máquina de escribir I: "CLICK"


Mientras la fotografiaba notó que también ella respiraba.


Pensaba en el catálogo, en las fechas de entrega, en las últimas palabras de su jefe instándole a terminar el trabajo cuanto antes.

-¿Que más da la calidad?- le dijo.

Pero a él, tan metódico, tan pulcro, esa frase se le clavó en el estómago como un puñetazo.


Pisaba descalzo los negativos velados que se habían desprendido de las paredes de su estudio.

Las fotografías amontonadas en los rincones no tenían ningún valor pero nunca pudo desprenderse de ellas y ahora le invadián.

Ensimismado en la banalidad con la que le pedían que realizase un trabajo que para él tenía la importancia de la religión, de la fe más profunda, fue colocando focos. Uno por uno en el lugar preciso. Medía la intensidad de la luz como si orara en pos de una salvación divina.

Preparó todos los elementos con la minuciosidad y la precisión de un cirujano.

Ella en el centro.

Fue a la cocina a por una copa de vino, abrió la nevera y se cercioró que tenía carretes de sobra, se quitó el jersey de cuello alto como quién se libera de unas esposas o unas cuerdas que te atan a una realidad violenta.

Se aproximó a la cámara y le dedicó una sonrisa casi imperceptible. Dio un sorbo de la copa, la colocó cerca, en esquina de la mesa y con vida propia la copa danzó buscando el equilibrio del hombre de Vitrubio.

Se acercó al visor pensando aún en lo miserable que le parecía seguir haciendo fotografías para revistas, y catálogos de venta. Todo su talento desperdiciado.

Pero ella esperaba, frente él, la mejor foto.

Estiró los dedos y el "clic" del disparador le produjo una satisfacción casi sexual.

Había comenzado su ritual.

Cuando cambió el primer carrete percibió un mínimo movimiento pensó que sólo era su imaginación.

Continuó absorto.

Entonces, con un único ojo abierto y toda la atención en su figura, notó que también ella respiraba.

Los segundos se alargaron buscando ansioso la siguiente inspiración.

No podía despegar sus ojos de ella, sentía sus latidos acompasados, quedos.


Todo quedó en silencio.


Le encontraron tirado en el suelo.

En una mano la cámara de fotos, en la otra la virgen de porcelana parecía haber muerto con él.

Nares Montero

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Hercúlea




Me visto formal, me atuso el pelo y salgo de casa.


Llego 10 minutos tarde (mierda!).


Trás la entrevista telefónica concertamos una cita para esta mañana.


No me encontraba nerviosa a priori.


Suelen dárseme bien las entrevistas de esta índole. Me hago con la situación rapidamente. No miento, ni es vanidad, si digo que en pocos procesos de selección me han dicho que no.


Ahora, que he pasado entrevistas de lo más variopinto.

Para trabajos serios, para trabajos de chiste, para serios trabajos de payasa de fiestas y para el absurdo encorbatado del puerta a puerta.


He pasado entrevistas en solitario, tipo casting, con pruebas de conocimiento, en grupo...Una de las últimas, para un grupo de tiendas de una gran firma, en la que nos hicieron pasar, como a 15 personas, una dinámica que consistía en: Todos van en un globo (parece un chiste) que está a punto de caer por el peso, alguién es prescindible si quieren salvarse los demás y naufragar en una isla desierta "cercana".
Cada uno tiene una profesión, peluqueros, acróbatas, cocineros, ingenieros, medicos... un largo etc a mi, casualmente, me toca como profesión actriz... oh! que sorpresa! me dije a mi misma.

Todos debíamos explicar cual eran nuestras virtudes y técnicas prácticas en lo profesional que sirvieran para nuestra futura vida en la isla.
No voy a entrar a explicar las dotes (o "no" dotes) comunicativas del resto de los participantes pero yo que me expliqué con uñas y dientes, si es que eso es posible, al final fuí victima de los tiburones.


Por que, los ACTORES no servimos para nada!
Sí Sófocles, Eurípides o Esquilo levantaran la cabeza!



Salí de allí con una sensación de que el mundo entero es tonto! Menudo cabreo! Que pocas entendederas! En fin...


El caso es que aquello solo fué una batalla... a los pocos días cuando yo ya había conseguido otro trabajo me llamaron, de la cadena de tiendas, para ofrecerme un puesto (JA!) que con dignidad rechacé. Eso si fué una gran victoria!




El caso, es que hoy tenía una entrevista.

Una entrevista que eran los doce trabajos de Hércules. Y lo digo por que después de la entrevista telefónica que se alargó a 15 minutos, hoy he llegado y estaba esperando la chica de recursos humanos con la que he tenido otra entrevista de otros 10 minutos, depués he pasado un cuestionario que más parecía un interrogatorio con grabadora y todo, encima de la mesa, en plan:


- ¿Donde estuvo usted entre las 19 y las 22h de anoche? ¿Fuma? ¿Qué defectos y virtudes destacaría de su carácter? ¿Cual es su experiencia? (Describa primero la profesional y después la personal) Y por último, ¿Tu talla de ropa interior?.-

Todo esto ya digo con una grabadora, con su pilotito rojo bien encendida.

Después del tercer grado 2 pruebas de conocimiento informatico, una de word y otra de excel. Parece mentira lo que la puede pasar a una cuando está bajo presión.

Pero lo juro, el boton de Negrita había desaparecido!.

Me puse los ojos de mirar, recé a San Antonio que, para estos casos en los que se te pierde algo, es muy milagroso pero ni por esas.

Y mientras tanto me habían dejado un teléfono encima de la mesa al que me iban llamando empleados (ociosos, entiendo) para hacerme una prueba de atención telefónica. Las tres primeras llamadas fueron bien pero la tercera llamada escucho un impronunciable:


- Hello. Mr Perdomo please?-


En ese momento mi lengua decide contraerse en un nudo imposible y mi garganta se seca. Se lo que me están diciendo pero Mr Perdomo no trabaja para la empresa ficticia para la que estoy haciendo el papel que me han asignado, y casi no soy capaz de decir las tres o cuatro palabras en mi "perfecto inglés nativo" que expliquen la situación. (Aaaaahhh!)

Por si esto fuera poco una vez concluidas la pruebas de conocimiento viene, repintada y peripuesta, la jefa de una de las empresas a las que daré servicio en caso de que me cojan para el puesto, y comienza otro via crucis de preguntas cuyas respuestas yo ya no soy capaz de pensar.


-¿Café solo o con leche?

- Yo que sé... solo quiero irme a mi casa! ¿no podría al menos apartar ese foco tan molesto de delante de mi cara?-.


No digo yo que no haga falta que haya gente cualificada para según que puestos pero... no se solucionarían antes si se leyenran los curriculums y preguntaran: ¿Paquete office? ¿Inglés? ¿Pulsaciones por segundo?... en fin que solo es un puesto para recepcionista y el contrato es temporal.

Crucemos los dedos a ver si me cojen.




Nares Montero


Sueño jaulas.


Hoy he amanecido con el recuerdo del sueño.

En él volvía a ti como un presagio.

Volvía como un refugio.

Esperabas seguro de abrazarme y que volvería a tu abrazo.

He tenido miedo.

Tengo miedo de los sueños que reflejan mi desamparo y tu superioridad de espejismo.



Nares Montero

sábado, 15 de noviembre de 2008

Puertas y saltos


Un espacio de puertas abiertas es una intrusión infantil y libertina.

Hoy me preparo para cruzar el umbral, el hueco hecho frontera, de un espacio aún sin explorar.

Imprudente me lanzo sin haber echado siquiera un vistazo. Pero a veces las cosas has de hacerlas así, sin pensarlo y sin mirar. Como quién salta a una poza profunda desde una altura de vértigo... o te lanzas o te quedas ahí paralizado esperando que llegue el coraje. Y nunca llega por si solo.

La noche ha hecho acto de presencia en el día y se apoderado de él. Lo ha engullido. Rauda en su aparición me recuerda que apenas a escasas horas mi salto mortal espera. Primo hermano de la muerte me tienta y yo medito estratagemas y hago cálculos y cábalas. Repaso las probabilidades y me detengo en las funestas.

Lo peor que podría pasar ronda por mi mente vestido de ridículo y vergüenza, también pasa vestido de tarde de domingo triste y sin esperanza o quizá su disfráz sea de rechazo y desengaño.

En cualquier caso todos esos trajes me han servido en algún momento. Todos los he llevado sobre mis hombros.

Ahora pues voy desnuda o limpia, todo lo limpia que puede una estar después de un día de trabajo en que las horas pasan y las luces cambian y todo son sombras tras farolas amarillas de calle.


Hoy los botones han decidido permanecer desabrochados en un acto de rebeldía, en un acto de puertas abiertas, de atrevimiento pueril.


Y quise bien de mañana ordenar y escribir palabras importantes, como cuando me voy a la cama. Pensé en ideas lógicas e interesantes sobre las que profundizar, sino con un café entre las manos al menos si con un bolígrafo entre los dedos.

Leí y me fasciné con el derroche de talento de otr@s compatriotas planetarios o ciber-estelares.

Realmente es tal la explosión de sabiduría y buen gusto que desprende según que letras, salidas de según que plumas o según que teclas, dado el siglo en el que estamos, que una, en vez de escribir, solo piensa en el estilo, en la frase, o la historia que no fue capaz de crear.

Y en la poesía.

Oh! si en la poesía.

No la de versos troquelados y esculpidos milimetricamente.

No en la que te pierdes trás palabras imposibles.

No en la que el sentido transciende nuestro espíritu.


Sino en la plebeya.


La que no ata la métrica.

La que no esconde dobleces.

La que desahucia impostores.


La plebeya, la sencilla. Comunal.



Quizá sea como esta poesía mi salto. Mi atrevimiento.

Quiera que sea como esta poesía sublime y discreta de andenes y calles.

De puertas abiertas.

De bares, carmín y besos...

a quemarropa!


Deseadme suerte.


Nares Montero