lunes, 30 de marzo de 2009

Adaptación flexible


Espacio de aire desnutrido.
Bostezo mortal.

Lo que cabe entre tus dientes,
displicente refugio.

Miro la nueva postura.
Entro, me acomodo. No.

Sí es un tubo de ensayo, un florero,
alambique o cenicero,
los cristales se clavan como puños.

Puede ser material noble
cajas de abedul o roble,
maletas de cuero o billeteras.

Nunca me gusto el olor del dinero.

Serpenteante o amorfa.
Mi forma sustancial es plegable.
La accidental, mi alma, ocupa
una nuez, un costurero,
cerradura sin llave, ni beso.
Caja fuerte, blindaje de sueño.
Botellines de cerveza, armarios,
recipientes pequeños de acero.

Sucesivamente, sin pausa lógica,
aparecen nuevos simulacros.
Habilidad en prueba.

Inténtalo de nuevo subida a una escalera.

Por vértigo es esencial darse cuenta.
No es castigo reversible. No la gracia.
No rumbo elegido. No destino.

Por vértigo, percato lo esencial:

Soy contorsionista emocional.



Nares Montero

miércoles, 25 de marzo de 2009

Puro teatro

Te desconchas en el dilúculo, sin luz precisa,
sin fecha atada a los tobillos, ni al encabezado del día.
Tejes un discurso manido, disimulas y respiras.
Esto es vida, dices, esto es vida!

Hadario saltarin oxidado, sin lustre ni pasado,
colecciona vírgenes, borrachas, hacaneas salvajes,
putas, tristes, monalisas, polvo al relicario.
Destroza aleatorio paraísos y paisajes (Hannoveriano)

Comercial de escaparate y sueldo en borracheras,
lo vende todo, todo, desde la a hasta la zeta.
Un piropo, un exabrupto, ordinario festín de hiena.
Se le hincha la papada de amor propio y pena.

Te dejaste olvidado el fin de tu proyecto,
perdiste las excusas, el billete a tu destino,
un mar, un motivo, un apunte, un señuelo.
Y gritas: Esto es vida!- con aire libertino-.

Ha de perderse el mundo su silencio.
Quedan, a su paso, de hombre corpulento,
el disfraz, la suficiencia, el envoltorio bohemio,
la novela y la mentira, el asesinato del genio.

Coloca los parches sin práctica, ni simulacro.
Disimula los remiendos con la pose de un mago.
La escuela queda lejos, la secuela arrugada.
Viste de corto, guajiro, para bailes de gala.

Qué cuento viniste a contar?
Qué historia protagonizas aciago?
Qué escaparate de polillas?
Qué disimule ensayado?

Teatro, chico, puro teatro!

Nares Montero (de Papel Fotográfico)

sábado, 21 de marzo de 2009

Pájaros


Tengo el cuerpo lleno de caras, como las de Belmez.

Me miro desnuda, frente al espejo grande y todos esos rostros miran con ojos de agapurni.
Oscuros, pequeños, inquietantes.
Su tinta se enraíza en la dermis y surgen surcos nítidos.
Cicatrizo hacia fuera.
No pueden verlos. Al día soy clara y exuberante. Le gusta.
Mi cuerpo en la noche muerde y parpadea, a veces sonríe y otras grita. Le gusta.
En la palma de las manos nacen dientes.
Al día soy blanca y de noche me arropo.

Una paloma en la terraza danza a la espera de picotearme los espacios interfaciales.
Se pregunta qué criaturas ululan por su ciudad, por sus piedras.
También mira mis ojos de pájaro tatuados.
Cuando tuerce el cuello y parece reconocerme, es macabra su postura, yo la imagino muerta.

Como aceitunas desnuda frente al cristal, los pipos caen a mis pies y yo la imagino muerta.
Muerta sobre un poyete, una azotea, esa terraza llena de piedras, en el asfalto de una carretera también muerta, como un surco olvidado.
Los rostros se tornan invisibles y pian enloquecidos.
Y los insectos se adueñan del pequeño cadáver.
En realidad me espera, no muere.
Sal de tu jaula, dice silente, la batalla cubre de noche todos los colores.
Sal de tu jaula.
Sal de mis ojos, sal de mi cocina, sal de mi mar, sal de mi yodo.
Se va.
Mientras, yo mastico aceitunas y escupo a mis pies semillas que los rostros cantan.
Esas caras no se calman, se agrietan. Su visibilidad es errática.
Divergen exhaustas o reaparecen.
Como una advocación mis retratos cumplen fechas.
Responden un algoritmo intrauterino o estelar.
¿Quién lo sabe?.

Hay alguna estática y persistente. Cara que no desaparece ni varía su forma.
Escríbeme la tinta que te marco.
Atiende mis labios que yo te dicto entre fiebres y estertores las palabras de tu ánimo.
Nadie escucha.
O ¿quién no escucha sus palabras sí se posa entre mis dedos y los baila y los enciende?.
Es ave desplumada que persiste en la memoria. Ese retrato, concreto.
Tiranía sin alas. Dictadura de rescate. Holocausto de abstinencia.

Débil, cansada tomo una última aceituna entre los labios y la trago sin masticar.
Quizá en un sueño germine una primavera de gaviotas y olivos. No más pájaros.
Quizá en un sueño germine un calor escurridizo, como de sabana abierta.
O húmeda tormenta y tucanes. No más pájaros. No más.

No me gustan los pájaros que no están en el cielo. Debería existir un nombre para los pájaros cazados, para los capturados o para los que ocupan con sus ojos las caras de un cuerpo desnudo, habitado.

Me deslizo en un desahucio práctico, en un desahogo infantil y los trinos paran.
Sé que tengo el cuerpo lleno de caras tatuadas, como las de Belmez, aunque quizá son fantasmas.

Nares Montero (de Papel Fotográfico)

viernes, 13 de marzo de 2009

Hasta la P (de Protesta o Pataleo)



La realidad me pesa,
o me pisa.

Estoy sin piso,
subo de peso,
mantengo la pose.

La tristeza no pasa,
llega uno y me pisa,
y no tiene pase.

Doy un paso,
veo que pasa,
aumenta el poso.

De pie me puse!

Porque pese a quién pese
sigo a mi paso.




Nares Montero

lunes, 9 de marzo de 2009

Madrid




A Madrid se le desgastan las esquinas,
pero nadie lo nota en su agitada carrera.
Cada uno toma su rumbo sin mirar atrás,
sin memoria, ni deseo de recuerdo.

A Madrid se le desgantan las esquinas
y lleva un chaleco "antibalas" que le queda grande.
Ese Madrid que desaparecía con el sol
ahora reverdece tímido en su primavera.

La vejez no le sienta mal a Madrid,
es el Sean Conery de las ciudades.
Y sus noches aun recuerdan la época de agente secreto,
al fin y al cabo de noche todos los gatos son pardos.

A Madrid le gustan los disfraces sin fechas,
las putas en sus calles, los chulos en los bares,
la mermelada que cuelga de alguna ventana de enamorados.

Madrid insufla su droga en la periferia
y llega toda al tiempo al centro.
Todos colgados de Madrid, de sus edificios altos,
de los ladrillos, de las fachadas, de los bordillos
y de las balaustradas.

Madrid es el alma de un rockero en la corte.
Un pez volador empachado de agua.
Un meteorito fuera de orbita.
La perentoria necesidad de un refugio.

Madrid sueña con una escapada cada viernes,
una copa cada noche, un servicio de habitaciones
y unos zapatos de tacón.

Escenifica la realidad en ascuas,
llueve quemando la piel,
desarma besos en los bancos,
y los construye de piezas y publicidades.

Madrid sufre colas en comisaría,
sucesos en los papeles,
el abandono de paseantes,
y la vomitona entre dos coches.

La ciudad que no descansa,
tiene botox en los párpados
y pinzas de la ropa.

En Madrid todo es posible e imposible al tiempo.
Nieva y graniza calor los días paralelos.
Desluce y farda del neon y los espejos.
Madrid es la catarsis de los optimistas.

Madrid es el deseado último cigarro de la cajetilla.
La oportunidad sagrada y su demonio.
La ciudad de los reproches,
las reliquias y el perdón caducado.

En Madrid no se acaba sino en el cielo,
que es donde hay ventanas para verlo.
No hay mejor penitencia, ni mayor infierno.
Madrid de lejos es promesa y su ausencia es el veneno.


Nares Montero

domingo, 8 de marzo de 2009

Jaquecas




Me he levantado con los acordes de una canción en los labios, como en ese cuento en el que todos los habitantes de la ciudad amanecieron con granos de azucar en la boca, pero sólo se dieron cuenta los que al despertar se besaron.
Mi ritual matutino comienza abriendo un ojo, solo uno. Con ese miro alrededor comprobando que todo sigue en su sitio, que la noche que ha pasado no ha desbaratado mi, ya de por sí, desordenada habitación.
Cuándo he comprobado que todo continua en su lugar o que algunas cosas han cambiado de posición por efecto de la gravedad y la falta de equilibrio, entonces abro el otro ojo. El que se resiste a la luz o a despertar del todo. El que guarda en la retina la última imagen del sueño, el que tiene candados de legañas y al que se le escapa una lágrima cada vez que tiene contacto con el aire.
En realidad ese ojo siempre llora sólo y sin permiso al terminar la jornada y al comenzarla. Como si cualquier cambio de realidad le afectara. A mi me parece una reivindicación silenciosa a la vida o a mis vidas. A todas, él las llora.
Me incorporo en la cama y toco el ratón del ordenador, situado casi como mesita de noche. Entonces se enciende la pantalla. Me quedo unos segundos escuchando los ruidos del otro lado de la ventana y de la casa. Esos ruidos que hacen el silencio. Todo parece estar bien.
Mi boca sigue su ritual se tararear esas pocas palabras que recuerda de la canción. Tienes 10 mensajes nuevos en tu bandeja de entrada. Abro el blog para ver si alguién ha actualizado y a la vez abro goear.com para encontrar la dichosa melodía, a la que por cierto he cambiado el título, pero la encuentro y comienzo a escucharla una y otra vez mientras leo los nuevos post de amigos virtuales.
Hoy un verso mágnífico me ha hecho pensar, así de mañana y encontrar respuestas a algunas cuestiones. ¿Son respuestas?

Me gusta saberme un poco ermitaña. En realidad paso mucho tiempo encerrada en mi habitación, con el ordenador a un lado, una pila de libros graciosamente desmoronada a mis pies o cerca de las muñecas, de las articulaciones. (A las otras las exilié hace tiempo). Debajo de la almohada está el movil que suena amortiguado la hora prefijada como alarma. Me he despertado antes que él.
Me llevo un cigarro a la boca y me percato que es el último que queda en la cajetilla. Tendré que liar algunos cigarros si es que queda suficiente picadura. Es incómodo notar un vacío en el estómago cuando no hay tabaco, pero fumo demasiado y en un rato tendré que salir, así que podré comprar más, pero aún falta tiempo para eso y quiero fumar aunque... fumo demasiado.

Comienza la ansiedad. Temprana y silenciosa se apodera de la boca, de todo el hueco, hasta de los espacios interdentales. El cuello se tensa y la resaca de la migraña nocturna patalea por un poco de atención.
Ayer vino Virginia Wolf, se pasó por casa, tomó té y pellizcó unas magdalenas que estaban de bodegón en un plato de porcelana.
Se quedó sentada con ese tono enfermizo en la piel y cuando suspiraba le salián peces naranjas de la boca. No preguntó nada, pero en un segundo pareció que me miraba. No le pregunté nada, porque apenas era un holograma de mi ansiedad, una etérea imagen de mi miedo a la locura. Aún noto el sonido de su falda, ese cuchicheo diáfano y menudo a la vez, cerca de mis zapatos rojos. Ahora a los zapatos les da un sol que también parece victoriano.

Creo que soy de combustión lenta, como anuncia el librillo de papel de arroz que danza el borde de la mesa. ¿Cuanto tardaría en quemarse toda mi habitación? ¿Como volarían las cenizas de mí incendio? Sólo escombros. Grandes, pesados. ¿Que hueso o que parte de mí sería la sorprendida, en el infortunio de un desastre, por un perro? ¿Cuánto tiempo habría de estar sepultada? Quizá un olvido, o un recuerdo. Quizá un cigarro sin filtro, eterno. Fumo demasiado.

Juego con los cordones del pántalón del pijama. De noche, desnuda, pierdo la ropa. Cuando amanece me visto y tapo el frío de los antebrazos y las nalgas. Me avergüenza sentir mi cuerpo desnudo a la luz, a la del sol que nada esconde y mucho ofende, mi piel. Cuanto más engordo más suave, más cicatrices, más limosna.

La migraña es una compañera mezquina. Llega oportuna cuándo menos se la necesita.

Ayer se firmaban decretos ley en mi cubo de basura. Reunidas casi todas las partes debían solventar cuestiones prácticas, físicas y teológicas. El karma decidía llegar tarde a la firma por unos percances vecinales y mil excusas falsas en la boca. (El karma tiene muy mala boca). Las manos se entretenían liando un canuto sin "o" y algo de destreza tomada prestada, el hurto de los inocentes. La imaginación gritaba, desmedida siempre, en su burbuja, mientras la cordura y el sentido común se enredaban a lenguas y brazos en algún lugar oscuro. La migraña es la amiga "oportuna" que llega sin invitación y zanja las cuestiones importantes con un golpe en la mesa pidiendo más bebida. Nunca se sabe sin con ella comienza o termina la fiesta.

Fumo demasiado y me duele la cabeza. Nada se resuelve en estas circunstancias. Me hecho a dormir y amanezco hoy, primero con un ojo, después el otro llora. Quedan asuntos pendientes que ya no quiero resolver. La eternidad dura lo que tarda un cigarro en consumirse, unos cordones en enredarse, una mujer desnuda en desvestirse, la aparición de la locura y un corazón en romperse.

Lástima de amistad mezquina disfrazada de migraña. Ya acabó el carnaval.

Nares Montero.

viernes, 6 de marzo de 2009

Servicios a la comunidad I

Desde hace un tiempo las conversaciones se repiten, los interlocutores varían, pero el tema de charla e incluso algunas frases saltan de boca en boca y son pronunciadas por distintas personas una y otra vez.
Realmente me preocupa que se estén adueñando de nosotros situaciones, quejas y necesidades que en otro tiempo no eran complicadas de solucionar.
Aquí lo que faltan son besos:

Siempre me pareció una frivolidad americana (de los estados unidos de américa del norte) esas películas de Hight school en las que en los bailes, fiestas o ferias de cualquier índole aparecía un puesto debidamente decorado en el que el personaje más popular de la escuela (chico o chica) se prestaba para besar (por un modico precio o donación) al resto de compañeros.
A estas alturas del partido no lo veo como una idea tan descabellada.
Al menos no, si se la trata de la manera adecuada.

No se trata de una diferenciación de clases, pues mi experiencia me dice que no siempre besa mejor el más popular o el más guapo. Si no de un servicio a la comunidad*.
No sé encontrar el porqué de la falta y absoluta desaparición de besos. Recuerdo mi infancia plagada de ellos y en la adolescencia nunca fue un problema encontrar quién te besara. De hecho pasábamos horas besándonos. Sólo besándonos. Quizá entonces no éramos demasiado coinscientes del mal aliento, el agrietamiento labial, los herpes, las bacterias que se transmiten con el beso y la mononucleosis (o enfermedad del beso).
¿Pero realmente esas son las razones que nos frenan a besar más y mejor?
A día de hoy sigue habiendo personas que practican sexo sin preservativo, lo que me hace sospechar que si no besan no es por el temor a una enfermedad bucal.

En Pretty Woman, una película de culto donde las haya, para jóvenes y jóvenas de los 80/90, la protagonista explica que los besos en la boca tienen un significado más comprometido en la relacción que se está llevando a cabo.

Bien, esto puede ser una de las causas del detrimento de besos, pero me niego a pensar que varias generaciones de personas se dejen llevar por el pensamiento de que un beso compromete a más. O que si dan besos podrán sentir por la persona de enfrente más que si se detuvieran a conocerla. Claro que esto forma parte de otro tema para "Servicios a la comunidad".
También me niego a pensar que sólo somos máquinas que cumplimos funciones reproductivas y que todo lo explica la ciencia.

Me gusta la ciencia. Me gusta que me explique los comportamientos del mundo y las criaturas que lo habitamos pero somos más que hormonas, flujos, sangre, carne, huesos y terminaciones nerviosas.

De todas maneras, si seguimos lo que la ciencia dice del besar hay que saber:
Besando se libera Oxitocina (del griego "nacimiento rápido") provocando una sensación de bienestar, y está asociada con la afectividad, la ternura y el acto de tocar. Varios estudios demuestran que administradas dosis de oxitocinas a diferentes sujetos por vía intranasal, aumentan la confianza, la generosidad, la empatía y reduce el miedo social. Además en algunos estudios en animales, la oxitocina inhibe el desarrollo de tolerancia a varias drogas adictivas (opiáceos, cocaína, alcohol) y reduce los síntomas de abstinencia.
Vamos que todo son ventajas! Camarero una ronda de Oxitocina por favor!
Por otra parte en los besos más apasionados se libera otra hormona: La Adrenalina (del latin "ad" significa "al lado y "renal" viene de "riñón") o Epinefrina.
La adrenalina acelera el ritmo cardiaco, aumenta la respiración para que se oxigene antes la sangre, dilata las pupilas y aumenta la presión sanguínea entre otras cosas físicas. La liberación de adrenalina produce una sensación (momentánea) de euforia, de máxima energía y capacidad de acción. Lo que hace que la persona sienta una agradable sensación de relax después de liberada. Las descargas descontroladas de adrenalina hacen que nos sintamos más "vivos" y eso en los tiempo que corren no resulta un mal incentivo.
Por otra parte hay gente adicta a esta sustancia y su exceso puede causar efectos (muy) nocivos para el organismo.

A todos nos gusta sentirnos vivos, a todos nos gusta esa sensación de subidón y volviendo al tema de los besos, no se puede negar que estos nos hacen sentir ambas cosas.

¿Entonces? ¿Por que preferimos una montaña rusa a darnos besos?

Los besos salen más baratos que la entrada a un parque de atracciones, hacer puenting o conducir un coche a todo trapo. Además de que el riesgo es menor y la liberación de adrenalina liberada por un beso o media hora de besos no es en ningún caso peligrosa.

Además besar reduce el estrés, disminuye la ansiedad, estimula el sistema inmunológico del cuerpo, ayuda a eliminar bacterias de la boca, mejora el tono muscular de la lengua y músculos faciales, elimina calorías, ayuda a no desarrollar la depresión... ( y un largo etc).


Hace poco leí que en una estación de tren británica se prohiben los besos para evitar aglomeraciones cuando la gente se despide. Han habilitado o establecido, para evitar tal aglomeración, lugares específicos para besarse. Vamos, que tratamos los besos de la misma manera que al tabaco.

En Guanajuato (México) con la finalidad de "inculcar valores y civismo" (según el propio alcalde) se aprobó un bando por el que se prohibe entre otras cosas besarse en la vía pública. Un regidor de la misma localidad afirmó que la prohibición respondía a la necesidad de prevenir los embarazos en adolescentes (¿?). Por cierto si te pillan en Guanajuato besando a alguién en mitad de la calle hay sanción económica o incluso carcel.
(En este punto me alegro de vivir en España, ya que si seguimos fumando donde nos da la gana por muchos carteles y prohibiciones que haya, haremos lo mismo con los besos si llega a darse el caso o ¿no?)
Esto que parecen simples anecdotas a mi me hacen plantearme seriamente nuestra posición social y cultural con respecto a los besos.
Dentro de poco, no haciendo uso excesivo de la imaginación, habrá brigadas especiales de la policía vigilando que en las calles y lugares públicos nadie se deje llevar por el acto impúdico de un beso, (y si no al tiempo!).

No puedo dejar de mencionar lo excitante que pueden llegar a ser los besos como prolegómenos o preliminares de otras prácticas amorosas, afectivas o de liberación.

A la mayoría de las mujeres los besos les (nos) excitan más que cualquier postura, gimnasia acróbatica, o cualidad artística que nuestras parejas o líos circunstanciales hayan desarrollado durante años de práctica y entrenamiento.
Esto no quiere decir que no nos gusten, apreciemos, y valoremos todas esas maravillas (ni mucho menos). Sí no que es más fácil excitar a una mujer besándola que esquivándo los besos a modo cobra.

Sin querer extenderme más en el tema, teniendo en cuenta que aún me quedan muchos argumentos que desarrollar a favor de esta práctica húmeda e invasiva, expondré el servivio a la comunidad que se me ha ocurrido por todos estos motivos:

Las tiendas de los besos.

Ya que lo que rige en la sociedad actual, es la comida rápida, los spas en medio de la ciudad, internet, la televisión por cable, la comodidad y todas las facilidades que se nos ocurran, ¿por qué no acudir a tiendas de besos?.

Un lugar donde poder comprar el tipo de beso que necesitemos según la necesidad del momento, con todas las garantías sanitarias, sin ningún tipo de compromiso y en un lugar acotado para tal efecto.

Especifícaré para los mal pensados que en ningún caso se podrá comparar este tipo de negocio al de un prostibulo o sexshop. Las necesidades que cubre este servicio no son sexuales, para eso ya existen los clubes de alterne, intercambio de parejas etc...

En un futuro se podrán ampliar los servicios a otros tipos de muestras afectivas como los abrazos.

Así habrá a la venta, besos de madre, besos de tornillo, besos lentos, besos de cine, besos apasionados, y también packs de besos según tiempo, por ejemplo 15 minutos de besos surtidos, media hora de besos románticos o el pack estrella: un día de besos.

Aunque esto suene descabellado, nuestra desídia a la hora de besar puede hacer que estas tiendas pasen de ser una imaginación a una realidad.
En nuestra mano, o mejor, en nuestros labios está cambiarlo.
Como dijo Julio Verne: "Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad"

El mundo sería mucho más bonito con más besos, las personas más felices y sanas, y no hay comparación en tener tres de nuestros principales sentidos activos.

Por el momento yo hago un pedido de media hora de besos en la triste tienda de mi imaginación.


Nares Montero

(toda la información y fotos extraidas de las arcas de nuestra querida red de redes, Internet)

miércoles, 4 de marzo de 2009

Envidia - Perfidia

Yo no tengo que ser tú.

Vienes deslabazada y henchida.
Serpiente en la encimera.

Yo no tengo que ser tú.
Avaro alacrán de arena.

Criatura maldita, no te acerques.

Sí me posee la ponzoña
desbarato el mundo en un segundo.

Yo no tengo que ser tú.

No te valen argumentos.
Sesgue la hélice de un helicóptero tu cuerpo.

Yo no tengo que ser tú, ni quiero.

Nares Montero

martes, 3 de marzo de 2009

Auto de ayuda



Hoy tengo ganas de hacerte pedacitos en una destructora de papel, y que te quedes fileteado, en tiras finas, con palabras a medias pero sin medias tintas.
Hoy tengo ganas de no ser una réplica de mi misma, ni de nadie. Creerme invencible e invulnerable.
Hoy tengo ganas de parar el tiempo en el instante exacto de aquel beso y repetirlo cincuenta mil veces, en plan día de la marmota, para dejar de sentirme como si nunca me hubieran besado. Parar el tiempo. Qué de tiempo!
Hoy tengo ganas de llorar en tu regazo o poder permitirme una sesión de terapia (súper cara) por la cara. Siempre pensé que el diván era mi medio natural.
Hoy tengo ganas de gritar, decir NO, y mosquearme y patalear sin herir a nadie. Pero quedarme más a gusto que un arbusto recién regado.
Hoy tengo ganas de saltar las vías que me separan del andén que no me tocó. Y colocarme de aquel lado sin que nadie note que soy del opuesto de la línea divisoria, de la frontera de la civilización.
Hoy tengo ganas de volar silenciosa la noche de Madrid y ver desde lo alto las luces como hacía Superman en Metrópolis. Y que flipes cogido en mis brazos de lo alto que puedes llegar si es a mi lado.
Hoy tengo ganas de desdoblarme y arrugarme como una prenda de licra sin que queden arrugas ni marcas y no sentir(me) esparto las noches que pasé a tu vera.
Hoy tengo ganas de leer mil libros y recordar las frases y diagnosticar errores. Cuidar el tiempo que me sobra para pensar.
Hoy tengo ganas de señales de humo en algún horizonte y descifrarlas mientras vuelvo delgada y limpia del viaje onírico que ha sido mi vida hasta ahora. ¿Quién no ha pensado que quizá la vida solo es sueño? (Y los sueños, sueños son. Que diría Calderón).
Hoy tengo ganas o no las tengo.
Sí me atrapa el umbral del aburrimiento será tarde para emprender la vida con unas fuerzas mermadas por la falta de decisión.
Hoy tengo ganas de algo fácil y bueno (las dos cosas a la vez y sin consecuencias) para variar.
Hoy tengo las ganas flacas y las penas gordas como panza de niño desnutrido.
Pero hoy ya es mañana y vendrán nuevas ganas.

Nares Montero




Nota de la autora al hada perfecta:
Tú me haces un regalo de mil notas y yo no sé ni como darte las gracias.
Guarda mis lágrimas en alguna botella, pronto las tiraremos juntas al mar.
Nada de beberlas, que aunque curen dan más sed por la sal.

La autora, lejos de la belleza hoy, te cambia el sobrenombre.
En realidad lo hará siempre que le parezca, porque te queda estupendo y porque nunca se le dieron bien los títulos.

lunes, 2 de marzo de 2009

Nihilismo


-Yo nací en el campo base.

Con la certeza de subir,

algún día,

la cumbre del Everest.-

Dijo Sísifo.
Nares Montero