miércoles, 9 de diciembre de 2009

Hombres como vosotros


Ocurre que
los hombres como vosotros,
en días como estos, de noches singulares,
necesitáis una camarera cariátide
aliada de sueños persas
y condenada en su entablamento.
Con un escote-precipicio lleno de tiempo
para escuchar cuando, venidos abajo
por otra mala mujer,
os ausentáis en los hielos
que desechó el borracho del final de la barra
y paladeáis palabras
como si de verdad fuerais a decir algo,
importante,
y nunca decís nada.

Ocurre,
hombres como vosotros,
hambrientos,
en días como estos
(que pueden ser cualquier noche)
preferís la frontera no traspasable
de un bar mugriento,
donde abrillanten con ginebra
vuestras manos de madera,
que tocar las lindas lindes
de una mujer
de carne y huesos.

Hombres como vosotros
en noches sin días que sumen más noches
esquiváis las esquinas
no sin provocar cierta gracia
a los gatos
y vendéis vuestra alma
en callejones a
quien por vendetta
quiera dar una estocada
(no siempre a derechas).

Hombres, vosotros
en esa ceguera propia
que os da la experiencia técnica
de la luz turmalina
solo
sabéis andar si es heridos
en estos días.


Nares Montero


Imagen: "Bar del Folies-Bergère" de Edouard Manet

6 comentarios:

trovador errante dijo...

Hombres...y de la relación que hace que unos atraigan a otras, aparentemente, sin terapia que medie en la conciencia de la atracción repetida...de las mismas piedras...

Mi niña roja, déjame que esta tarde te de un besazo de película...

Jose Zúñiga dijo...

Buen poema, Nares, aunque yo no me de por aludido, jeje.
Hoy yo también te abrazo.

Mario dijo...

Creo leer a Benjamín Prado cuando empiezo a leerte. Y acabo creyendo que es Luis García Montero quien se disfraza del primero para impresionar.

Me gusta este poema. Y el de más abajo. Y el que cuece tu alma, también.

Hasta pronto.

Rafael Arenas García dijo...

Me ha gustado mucho tu poema, también por el contenido. Saludos.

Nares Montero dijo...

Gracias!

Kostas K. dijo...

Encontré el poema. Lo leo detenidamente y te digo.

Grasias.

Besos detenidos -pero no como el tiempo, jejeje-.