
Llevo días comportándome de una manera extraña. La excusa podría ser abril. Hay quién no para de repetir eso de: la primavera la sangre altera. A mi no me gusta esa frase. El comienzo del calor siempre me trae un plus de energía, mucho ánimo y ganas de cachondeo, pero este mes, todos los años este mismo mes, siempre burbujeo. La ñoñería me ataca más que cualquier otra alergia y esta vez no estoy dispuesta a dejarme vencer ni por mucosidades, ni por el monstruo de la cursilería.
Mi táctica, no demasiado pensada (todo hay que decirlo), era dejar fluir mí natural y espotánea faceta sarcástica y arisca. Normalmente es algo que no necesito pensar mucho, digo nada. Suelo soltar improperios, "lindezas" o barrabasadas varias que quién me conoce ríe. Claro está que no todos me conocen (aleluya!). Pero es lógico que no a todo el mundo le haga gracia este retorcido sentido del humor mío.
Cuando estoy sola me dedico a sobrealimentar mi parte más tierna y empalagosa. Hago cosas que normalmente, otros meses, ni se me ocurriría: veo muchísimas comedias románticas, miro compulsivamente revistas "femeninas" (ag!) y ahora, para más inri, tengo todo el día puesto en la televisión el canal cosmopólitan (ag! ag! ag!). Efectivamente vivo en una contradicción constante, pero ahora más.
Cuando salgo, sin embargo, me visto de chica destroyer y me comporto más como una cromañona que como una sapiens, si es que alguna vez lo he sido. Todo con tal de que nadie note el dulzor que expiro. La verdad es que casi siempre imagino que estas actitudes no dejan de ser parte de mi lado más gamberro y me hacen gracia, pero a veces llegan a ser tan crueles y fanfarronas que en vez de acercarme al ideal de femme fatal soy una auténtica capulla.
Mi estilo no es retractarte de lo dicho porque dicho está ,pero en momentos como el de esta noche, por ejemplo, Pepito Grillo es un arma de destrucción masiva.
¿Qué tiene de malo mostrarse vulnerable para variar?
La respuesta la tengo muy clara, pero a la experiencia le pasa como al diablo, sabe más por viejo...
No sé cuanto me durará esto. Tenía un colega que siempre me decía que yo era como la selección italiana, siempre a la defensiva (por seguir con el rollo futbolero). De todas maneras y por si sirviera de algo, mi intención nunca es molestar a nadie. Desde aquí lo aclaro y pido disculpas por si alguien se ha sentido o se pueda sentir ofendido durante este més por mi inconsciencia.
Debería dejarme de tanta palabrería y seguir con la poesía... como si se me diera bien.
Nares Montero