Tengo las ganas de llorar atadas a la clavícula derecha
El deseo de que secuestren mi inocencia sobrevolando como un buitre
Carroñero.
A veces sólo soy restos de lo que dejaron otras guerras
antiguas
Examino números
Minuciosamente escudriño cada dígito
en busca de alguna prueba evidente,
o alguna señal intangible,
de que ellos,
primos, naturales, negativos...
tengan, como otros dicen, el secreto mejor guardado
Sangro los días impares del verano
y ahora coagulo
Se me licúan los talones,
esos secos que rozan tierra, mientras se seca la sangre
al calor
Arde la cabeza, se solidifica el alma, y las ganas son puro gas
que se evapora
Los estados de la materia me invaden
sin pretextos de armas de destrucción masiva entre los dientes.
Sin expectativas ni fugitivos
Soy un regazo, o un abrigo?
Soy el cobijo de los cobardes
Y con un silencio entre los labios y un millón de
conjunciones
me dejo hacer
Miscelánea de encuentros rotos
taras alimenticias
remiendo, parche, tirita
Sé, en mi propio engaño,
vestirme por partes
y nunca por los pies, ese fetiche extraño
Tengo miedo. No de reconocer mis caídas
mis derroches, mis vaivenes, mis alambres, mis escudos
mis cencerros, mis campanas, campañas, cascabeles
mis esquinas, páramos y socavones
Tengo un miedo mezquino que sujeta el llanto
atado a la clavícula derecha... donde aún queda hueco.
Nares Montero
3 comentarios:
No es miedo, es simplemente vida o ganas de vivir...
Un beso y un lágrima, C
Impresionante... palabra a palabra, lágrima a lágrima...
"Soy cobijo de los cobardes"... Eso hay que cambiarlo... son los que más daño hacen... o los que más daño provocan que nos hagamos a nosotras mismas.
Un besazo bonita! Nos veremos en otra ocasión.
Niña roja,
Que haríamos los escritores, o los trovadores, sin el miedo. Escribir es nuestro exorcismo.
¿Te vienes al festival?.
Un besazo!
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