Aquella casa fue una infancia
sin salir al balcón.
Las hortensias aglutinadas
ocupaban el exiguo espacio
y parecían hacer el amor en masa.
Una ingrávida orgía de macetas
pariendo sin pudor
flores de extranjeros colores.
Todos los bichos,
humanos y abejorros,
atónitos, cantaban
albricias y alabanzas
a la dilatada fecundidad de las plantas.
En el balcón de aquella casa
no había evidencias de infancia.
Nares Montero.
1 comentario:
Nares, aunque no hayan evidencias, infancia si que hubo, de ahí el recuerdo.
Un besote niña roja,
Kike
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