y aurora, calma.
Hay una mujer
desnuda en la terraza
con brazos abiertos
y pecho incendiario.
Miras, en tu monserga,
el racimo de sus pezones,
sus abalorios de lava.
Eres diente de león
y aurora, calma.
Sonríe (la muchacha)
un viento de trópicos y polos.
Existe un hombre,
vellocino de oro,
que la turba en un silencio glacial.
Intuye la fragilidad
de los carámbanos,
sus dedos de guanabana.
Sonríe (la mujer)
el tópico viento de escarcha.
Eres diente de león
que espera (de la muchacha),
una explosión de primavera.
Hay una mujer
desnuda en la terraza
que no ha de ser
sino poeta.
Nares Montero
6 comentarios:
ya sé que no... (soy yo)
pero me lo quedo
porque yo sí que me animo a las desnudeces en terrazas...
¡Vaya dos os habéis juntao!
Madrid va a arder...
Me encantáis, Ignacio
Querida Nares,
Me ha gustado especialmente esta poesía. Y más, después de haber leído tu comentario en mi blog. Gracias de todo corazón. Lo he leído dos, tres veces... luego te respondo más detenidamente.
A mí también me gustaría salir al balcón desnuda... cuando nieva tiene que ser una sensación única. Sin embargo si ya los camioneros que pasan me pitan estando vestida... no me quiero imaginar cómo sería... ;-S
Un beso tan grande como la luna,
Oihana
He releido alguna de tus poesías...Y me he animado a seguir leyendo.
Un abarzo
Me vas a perdonar que llegue tan tarde a tu rinconcito!!!!???
Besos!
así da gusto
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