o el artificio
nombro y no titulo.
Nombro, porque
merodeo los bordes
de las aceras
a la espera de
que me salpiquen
los charcos de su camino.
El de un él sin nombre.
No titulo, porque
me almaceno en un polígono
de bombillas fundidas.
Nombro, cuando
se me hunden los ojos
en las cuencas y los albacetes.
No titulo, cuando
me conformo con
sucedáneos,
edulcorantes,
placebos,
ologramas y
digitalizaciones.
Nombro en alta tensión
y (no) titulo en baja frecuencia.
Nares Montero
1 comentario:
Nada de sucedáneos, niña roja de semejante alma, nada de sucedáneos.
Lo importante es no ser sucedáneo de uno mismo.
Un besazo de verdad
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