Gajo por Gajo, muy despacio pienso (y no tan despacio) en palabras que se me vengan a las manos y tomen el aroma de este cítrico tierno.
Las mandarinas siempre me resultaron una fruta infantil. Me gusta más comer madarinas que naranjas, excepto en zumo. No hay mejor zumo que el de naranja. A cualquier hora y con casi todo.
Las mandarinas son como una travesura. Como el almuerzo que me preparaba mi madre para el recreo. Me ocurre una sensación parecida cuando como nísperos estivales. Siento un picardía muy concreta cuando como mandarinas.
Las mandarinas son como el verano del invierno.
También recuerdo muy claramente como las cáscaras de mandarina se volvieron un símbolo de nostalgia para mi. En una clase de teatro, hace ya más años de los que estoy dispuesta a pensar que han pasado, una compañera trabajaba el sentimiento de alejarse y dejar su tierra y sus recuerdos en una escena intimista:
Una parada de autobus en la carretera de un pueblo perdido. Una pareja de campesinos han decidido irse a la ciudad y probar suerte. El hombre, todo envuelto en pana, mira a lo lejos de pie y ella con un vestido de flores, el de los domingos, un chal y los zapatos negros que se compró para las entierros y las grandes ocasiones, está sentada en el banco, escuchando como el hombre justifica la huida por una vida mejor. El canasto de paja reposa en el suelo delante de sus anchos tobillos y sus manos, ensimismadas, van pelando las mandarinas que aguardan en su regazo. Las mondas caen lentamente al suelo y un charco de cáscaras naranjas se refleja en sus ojos. Los turgentes gajos se deslizan en su boca agrietada de tiempo y memoria, mientras se le revuelve el pelo con el aire de la mañana.
Así es la nostalgia del que va a perder todo lo que conoce. Como esas cáscaras de mandarina.
Yo apuro el último gajo. Lo muerdo. Aguarda el hollejo, vacio de zumo, en la boca un segundo. No hay más invierno con la pulpa de mandarina refrescándome los labios.
Esta noche bien distinto será el turrón de pobre. Un higo a la mitad con una nuez en medio... luego guardar las cáscaras de nuez para hacer ratones con cola de hilo trenzada. Pero eso será esta noche... mis manos me recuerdan que aún es verano en esta oficina.
Feliz navidad a todos!
Nares Montero
6 comentarios:
Guuuuaaaaauuuuu!!!!
¡Precioso como tu mi niña!
Me pasa lo mismo...mmmmmm....me encantan las mandarinas y no como naranjas, solo en zumo (tomé uno recién).
Las mandarinas a mi recuerdan al extinto COU...cuando me llevaba muchas al cole y las comía en clase y se las regalaba tirándoselas a los compas..., mientas el profe, de espaldas y desconcertado...no sabía que de nos reíamos...ese cajoncito de aquella mesa (en la última fila, al lado de la ventana, y detrás de Montse...) albergaba toneladas de mondas...y no te lo pierdas...me "lo pasaba tan bien con las clases de los curas"...que hasta guardaba siempre un cojín en el cajón...cómodo que es uno...
Y también me encantan los higos y las nueces...(sin otras connotaciones de la palabra "higo")...;-)
Eso no es nada...menudo gamberro estaba echo el trovador errante. Más bien era "el delincuente errante"...ja,ja,ja!!!
Good times. Tiempos de puta madre. Tiempos de "Tu me sobrevuelas" y de "diarío de motocicleta". Tiempos de no saber aún quién era y ser muy muy muy feliz en mi ignorancia!!!!!!
Y recuerdo a mi primer maestro, Pere, diciéndome a final de curso: "si yo se que estás feliz y enamorado...pero tienes la selectividad"...sin su toque...no llego ni al 5 pelao. Otro 5. Otras mondas. Coño que "me parto y me mondo"...;-)
Bueno preciosa, ya falta menos...
Estoy preparando la última entrada antes de irme. Es un regalo muy especial. Un reto y un curro. Lindo curro que me está absorviendo como los agujeros negros en la mente de Lara...
Estoy eufórico, "inmoderado"...
Preciosa entrada, como tu.
Besos dulces como el agua del río
Impaciente estoy! Ais...quiero ver ya el regalo! jiji!
No te dejes absorver...aún! Al menos no hasta que no te tomes tu retiro espiritual jeje!
Besos de espera que desespera aunque "de esperas están mis soledades llenas" hoy son menos desesperantes...
El cielo está esperado (¿?) quién lo desesperará? el desesperador que lo despespere buen desesperador será? ¬¬ ja!
Como diría Silvio:
"Paciencia..., coño, paciencia!"
A ver si entre esta noche y mañana lo acabo...esta tarde trabajo hasta las 7 aprox...mi jefe es un currante y ya me gusta...
Ya tiene título...entrada...ojillos...pero falta el "quid" del "quo" y del asunto...
Y como no hay casualidades...algo habrás tenido que ver...mmmmmm....mmmmmm....y más mmmmmmmm...
¿El cielo puede esperar?
;-)
En vilo... en un hilo...me tienes!
Paciencia me dice! A mi! A MI!!!
Soy mujer nerviosa, impaciente y curiosa... pero (a pesar de la tortura) no seré yo quién achuche o presione o agobie al arte... que él es muy suyo y tiene un ritmo muy particular (como el patio de mi casa)...
Así que esperaré... si el cielo puede yo también! Y mañana por la noche cuando llegue a casa lo veré aunque ya no estés tú para contestar los comentarios... (sin presiones jijiji).
Habrá entonces un "quid pro quo" esperándote a la vuelta... jiji!
Besos gajos de mandarina.
no hay nada como una mandarina!
o en su defecto, una rodaja de sandía!
se nos pone cara de malos al comer esas frutas!
feliz navidad, cielo (no sé si te haré los mejores comentarios, pero los más raros, seguro)
besitos y magia
K
Te debo no sé cuántas lenguas de bala, pero busco encontrarte y no te hallo.
Me amigaste en el feisbuk y tengo desde entonces una cuenta pendiente contigo.
No te conozco pero me gusta de lo que te rodeas, no termino de entenderte pero me atrae tu variopinta forma de entender la vida, no me acerco pero me gusta la distancia...
...todavía estamos en los prolegómenos, palabra fea pero efectiva.
Y a pesar de la distancia de nuestras vidas, tu Christma, tu felicitación de Navidad me maravilla: la pana y el canasto, el higo y la nuez, la distancia y el desarraigo, ¿era necesario?
He conocido muchas personas perdidas por culpa de probar suerte, por su desubicación, por cortarle las raíces a ras, son árboles que nunca crecen porque viven con cepellones mutilados. Su vida se vació cuando fueron a la parada del autobús.
Vivimos una vida regalada, pero nos tendríamos que preguntar quien nos la ha regalado, cuántas vidas hemos sacrificado, desarraigado, cuantas vidas hemos jodido para llegar aquí.
Hubiera preferido no llegar tan lejos y no ser tan feliz, haber sufrido un poco más para que los árboles de nuestros abuelos y padres crecieran frondosos y libres, sobre todo libres.
Me pongo un pelín espeso pero tu felicitación me ha embriagado, me parece sencillamente maravillosa. Hay otra que me ha gustado mucho y es ésta:
http://www.musicaenlamochila.net/?p=884
y es que las palabras y la música me pueden y te agradezco que tus mandarinas adornen esta Navidad como nunca lo habían hecho.
Feliz Navidad a mi amiga y casi desconocida Nares, feliz Navidad que te lo mereces.
Publicar un comentario