sábado, 14 de agosto de 2010

principio de un manifiesto

No quiero dar el consuelo tonto de una golosina oportuna. *Nunca he querido colaborar en la destrucción de una morada. Salvar las circunstancias es el camino escogido para salvarme y aunque las tentaciones cieguen la visión del conjunto siempre veo a ese niño detrás de tus ojos. No desprecio el valor del tiempo regalado aunque es cierto que desconfío con demasiada frecuencia. Yo no tengo mis debilidades bajo tierra y no hay llaves que salven la vulnerabilidad expuesta. Tampoco es cierto que lo sepa todo, o que vea tras los cristales más empañados. Me fio de mi inconsciente intuición de estrella fugaz y siempre olvido lo importante. El teatro y la evidencia van de la mano si sabes cómo mirarlas. Entonces, en ese epicentro exacto, matemático, improbable, descubro que la comunicación existe, tomo conciencia e interpreto y el conocimiento se vuelve un prójimo andando cerca. Tan cerca como tú quieras verlo si me acompañas. El futuro es todo el ahora que tenemos. Sernos nosotros mismos. Adaptarnos a un medio hostil, transmutable, abanderando el coraje, agarrándonos a él como la única salvación. Toda acción como escudo y como arma, todo movimiento acercándonos. La revolución es tan sencilla como asumir con valentía el siguiente paso.

Nares Montero

[*Frase original de Rainer María Rilke: Nunca he tenido que colaborar en la destrucción de una morada (...).

Siguiente frase basada en la famosa cita de J. Ortega y Gaset: Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo. ]

2 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Pues para ser el principio esta declaración de principios resulta muy completita.

Sonia San Román dijo...

Me ha encantado y me quedo con la última frase:
"La revolución es tan sencilla como asumir con valentía el siguiente paso".
Grande.