jueves, 18 de marzo de 2010

Planificar la impuntualidad


No sé de casi nada.
Debo empezar desde esa conclusión
ya que si cito a Aristóteles me contradigo.
O se contradice él.
Todo es relativo y la incertidumbre manda.
Aspirar la última calada
del cigarrillo hasta el final.
Sentir que los labios arden y están vivos.
Las calles de Madrid siempre cerca,
tan cerca están.
Ahora que llego pronto, demasiado pronto,
a casi todas partes.
Se dosifica la algarabía, cuarto y mitad el martes,
miércoles de cenizas.
Los días no me dejan ser tan crápula como quisiera.
Mi pequeña victoria, la primavera.
17 de marzo y sus azoteas arden.
Quiero decir: canción.
La lechuga es tan verde como tus ojos, fresca!
Rozarse a secas, cumpliendo promesas.
Destreza de bisturí y cirujano anacoreta.
Siento que la rima es una graciosa psicopatía.
Pedante, liante, descansen armas.
No felicitar a nadie. Pueril rebeldía.
Volver en taxi, esnobismo vulgar.
Puede resultar grotesco
(grito al cielo)
decir que que me excitan las palabras:
secuestro o violación.
La carcoma se ha corvertido
en una nueva técnica de decoración.
Vintage.
Ruego luego silbo a las bombillas
que se mantienen encendidas de noche
y me planean descifrando
señuelos, disparos, clinex y azotes.
Tengo que empezar
a planificar la impuntualidad
o a manchar papeles con otras tintas.


Texto y dibujo de Nares Montero



2 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Y no olvides a Heráclito. Artemisa te lo agradecerá con más dones aún de los que ya tienes.

Nares Montero dijo...

Zuñi... lo mío más que dones son chapurreos, apenas balbuceos de quién quiere probarlo todo y no abarca.

Besazos!
N