El destino es caprichoso. Reflexiono muy frecuentemente sobre la necesidad del artista (y otros gremios) de permanecer en la memoria colectiva o en una breve, pero no menos importante, nota al margen en los libros de historia.
También reflexiono (debe ser que tengo mucho tiempo libre o que, simplemente, existo –como decía Descartes-) en la huella que deja cada uno en la memoria de otro individuo, presente o futuro.
Uno sólo. Un solo recuerdo.
Hoy es el cumpleaños de una de esas personas que tengo la certeza de no olvidar. No sé si eso contribuirá a crear el primer piquete en la memoria de la humanidad, quizá una revolución minimalista o nada. Blanco nada. Pero es seguro que yo la recuerdo y la pienso, como un primer paso a no sé donde, quizá el futuro.
Que esto sirva de homenaje, o regalo, o cursilería de amiga:
Bailabas con una cadeneta
de abalorios instantáneos
atados a la muñeca.
Desenfocados cliks de recuerdo.
Unías cuentas, una por una,
con un cordel invisible, como de pescar.
Y es que, Luna, siempre baila tu pelo
a años luz de tus pies de aljófar.
Caminabas
sobre un rumor silencioso,
de abeja reina.
Un auspicio de néctar y miel.
Y en el frío, Luna,
las avenidas se hacían callejones,
y abrazabas con tu pálida distancia
de satélite metálico y poderoso,
a las lunáticas mareas, Luna.
A parturientas y despojos.
A las lunáticas.
Esdrújula.
Siempre te vi en sueños,
sangrando como las sandías.
Así, cortada en dos.
Toda agua.
Ahora, más flaca,
menguante,
-en día de fiesta-
debes sangrar, creo,
como el mercurio brillante,
como el silencio en las sienes,
como las lágrimas alegres de la compañía.
de abalorios instantáneos
atados a la muñeca.
Desenfocados cliks de recuerdo.
Unías cuentas, una por una,
con un cordel invisible, como de pescar.
Y es que, Luna, siempre baila tu pelo
a años luz de tus pies de aljófar.
Caminabas
sobre un rumor silencioso,
de abeja reina.
Un auspicio de néctar y miel.
Y en el frío, Luna,
las avenidas se hacían callejones,
y abrazabas con tu pálida distancia
de satélite metálico y poderoso,
a las lunáticas mareas, Luna.
A parturientas y despojos.
A las lunáticas.
Esdrújula.
Siempre te vi en sueños,
sangrando como las sandías.
Así, cortada en dos.
Toda agua.
Ahora, más flaca,
menguante,
-en día de fiesta-
debes sangrar, creo,
como el mercurio brillante,
como el silencio en las sienes,
como las lágrimas alegres de la compañía.
Y sé, desde esta elipse
-o este eclipse-
de espacio,
que vas a bailar, Luna.
Siempre bailar.
Nares Montero
A Kika
(A este paso hago un poemario con todas las poesías que te dedico jajaja!
Eres la panacea de la inspiración!)
Y de postre una de mis canciones favoritas (versión Astrud Gilberto)
Ilustracion: ilustracionesbreatrizt.blogspot.com
2 comentarios:
gracias...
(es precioso)
desde la lunática luna,
Kika
Felicidades a las dos, creo que nunca había leído una felicitación tan bonita y nunca conocí a una homenajeada tan especial.
Muchos besos sinceros a las dos, Ignacio
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