Sólo quedan cuatro cigarrillos en la cajetilla y uno aún sin encender en mi boca. Quedan cinco cigarrillos. Pero uno está quemado ya, aún antes de apretar con el pulgar la piedra eléctrica de mi mechero de propaganda.
El pitillo reposa en mis labios, como las palabras no pronunciadas. Y está tan consumido como los hechos sin consecuencias.
Mi comisura izquierda entreabierta saborea el futuro humo y reblandezco el filtro con la saliva húmeda y mis ganas de arrancarle una profunda calada. Como las palabras no pronunciadas.
Tanteo el mechero y lo enciendo un par de veces a una distancia prudente, para comprobar que funciona pero que yo controlo cuando y hacia donde. Como las palabras. Está consumido (o consumado) como las palabras.
Pero aún no lo he encendido. Reposa ahora en mis piernas cruzadas junto al mechero. Quedan cinco cigarros pero apenas son cuatro los supervivientes de esta ansiedad de palabras.
Aún no me lo he fumado pero ¿que importa? ¿Acaso alguién piensa que quedan aún cinco cigarros?. Mi deseo de absorverlo, de incendiarlo ya lo ha matado. Veo la colilla aplastada en el cenicero atestado. Palabras inútiles. Apenas restos y ensayos de palabras importantes, justificaciones, excusas.
Este cigarro, el quinto, son dos palabras que no tienen significado. Dos manidas palabras, tres consonantes, cinco vocales. Ocho letras tan sólo y yo tan sola, en esta noche de cuatro cigarros y apenas ocho letras. ¿Que más dá si me lo he fumado o no? Tantas veces han sido pronunciadas por mi voz y repetidas por mis resonantes esas ocho tristes letras. Ahora no es distinto pero lo es. (Puedo escribir lo versos más tristes esta noche).
Lo enciendo y sé que desaparecerá tan pronto como desaparecerán las palabras que guarda si las pronunciara de nuevo en vano. Que no recordaría nunca que tusa contenía el significado mágico de las dos palabras que se resiste (y muere por) pronunciar mi boca. (Qué importa que mi amor no pudiera guardarla).
Ah! pero ahora entiendo, cuando perdida nada, la nada, en el cristal, de mar de cenizas y colillas. Que tan importantes son esas palabras. Ya lo he fumado y sin pronunciarlas las echo en falta y miro recelosa la caja que guarda los, ahora, cuatro cigarros sin palabras.
No importa lo que haga, porque el TE QUIERO se ha quemado para siempre.
Que importantes son las palabras!
Lo fumé y ya no queda nada. Solo restos arrugados de lo que pudieron ser dos palabras.
Nares Montero
El pitillo reposa en mis labios, como las palabras no pronunciadas. Y está tan consumido como los hechos sin consecuencias.
Mi comisura izquierda entreabierta saborea el futuro humo y reblandezco el filtro con la saliva húmeda y mis ganas de arrancarle una profunda calada. Como las palabras no pronunciadas.
Tanteo el mechero y lo enciendo un par de veces a una distancia prudente, para comprobar que funciona pero que yo controlo cuando y hacia donde. Como las palabras. Está consumido (o consumado) como las palabras.
Pero aún no lo he encendido. Reposa ahora en mis piernas cruzadas junto al mechero. Quedan cinco cigarros pero apenas son cuatro los supervivientes de esta ansiedad de palabras.
Aún no me lo he fumado pero ¿que importa? ¿Acaso alguién piensa que quedan aún cinco cigarros?. Mi deseo de absorverlo, de incendiarlo ya lo ha matado. Veo la colilla aplastada en el cenicero atestado. Palabras inútiles. Apenas restos y ensayos de palabras importantes, justificaciones, excusas.
Este cigarro, el quinto, son dos palabras que no tienen significado. Dos manidas palabras, tres consonantes, cinco vocales. Ocho letras tan sólo y yo tan sola, en esta noche de cuatro cigarros y apenas ocho letras. ¿Que más dá si me lo he fumado o no? Tantas veces han sido pronunciadas por mi voz y repetidas por mis resonantes esas ocho tristes letras. Ahora no es distinto pero lo es. (Puedo escribir lo versos más tristes esta noche).
Lo enciendo y sé que desaparecerá tan pronto como desaparecerán las palabras que guarda si las pronunciara de nuevo en vano. Que no recordaría nunca que tusa contenía el significado mágico de las dos palabras que se resiste (y muere por) pronunciar mi boca. (Qué importa que mi amor no pudiera guardarla).
Ah! pero ahora entiendo, cuando perdida nada, la nada, en el cristal, de mar de cenizas y colillas. Que tan importantes son esas palabras. Ya lo he fumado y sin pronunciarlas las echo en falta y miro recelosa la caja que guarda los, ahora, cuatro cigarros sin palabras.
No importa lo que haga, porque el TE QUIERO se ha quemado para siempre.
Que importantes son las palabras!
Lo fumé y ya no queda nada. Solo restos arrugados de lo que pudieron ser dos palabras.
Nares Montero
5 comentarios:
las palabras son muy importantes... pero me dijo Lara una vez que es mejor fijarnos en las acciones... yo creo que depende de las personas y del filtro que tengan entre el cerebro y la boca...
muchos besos
K
Querida Nares,
Cada vez que vengo a leerte, que es muy a menuda ya que no puedo evitar pinchar sobre el aviso de que has escrito de nuevo, un escalofrío me recorre el cuerpo, y es que me siento tan identificada con cada palabra y cada frase que escribes que pareciera que lo hiciera yo, en versión super mejorada, por supuesto. Me encanta, y no puedo evitarlo, de nuevo, no quiero.
Un beso muy grande desde este norte,
Oihana
Aaaaauuuuuuuuuu!!!!!!
"Cigarrillo en tu boca,
pintor en Peumayén"
(mi corazón la busca, pero ella no está conmigo).
Me seducen ya tus palabras. Los dos palabras. Todas tus palabras.
Sigue fumando palabras pues. Letras y humo combinan a la perfección, como los vestidos rojos y los ojos verdes.
Y sigue sonriéndo preciosa.
Sonríes y escribes de vicio.
Y hazle caso a K y a Lara: lo importante son las acciones.
Añado que hasta los silencios.
Los que son capaces de parar el mundo.
Besos con sol y pies que recorren kilómetros
Kika preciosa, no puedo evitar darle un significado importante a las palabras y su justo valor. Los hechos son los hechos, es cierto, pero a veces sin palabras pierden sentido. Es como lo de los títulos, eso tan tuyo. Las acciones se dispersan y se evaporan. Las palabras las malgastamos pero si uniéramos la armonía de todos los recursos, o si lo hiciera yo (o lo hicieran conmigo) no habría tantas colillas aplastadas en mi cenicero. (no digo que con dos palabras alguién me haga dejar de fumar... pero no estaría nada mal, bien pensado!) jeje!
Ohiana, muchas, muchísimas gracias por tus lindas palabras. Mis letras son tuyas también porque ambas sentimos y por lo que dices así, tan parecido. Ven tantas veces como escalofríos (de los buenos) tengas, esta es tu casa.
Gracias, mil gracias.
Trovador errante, esos ojos verdes...me callo y que se pare el mundo un rato! ;)
Hoy hace sol!
Tengan ustedes un buen día!
Besos descalzos.
con dos palabritas yo muevo el mundo... (no es que no les dé importancia, todo lo contrario, pero sí que sé que con ellas es más fácil mentir)
besitos
K
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