martes, 10 de agosto de 2010

sólo existe el frío al sur de la patagonia

He venido despeinada a desayunarme todos los peines. Las ramas de los árboles se van de vacaciones y dejan los troncos como palos muertos clavados a la tierra. Sueño en tecnicolor con un campo de palabras puntiagudas. Un rascacielos encierra todas la profesiones abandonadas. Los pinceles se convierten en nuevas máquinas de tortura cuando pasan sus cerdas por tus ingles desnudas. El salón dispara sillas del revés y ahora todos nos sentamos en el techo. Luego las ventanas nos guiñan su persiana y sonríes como si tuvieras un puñado de bellotas escondidas. Los balones botan encabritados todas la manos menudas y en las piscinas flotan mil sombreros de copa. Si se cumple el deseo explotarán todas las burbujas, siempre dices que podrás con esa carga, pero lo dices bajito, susurrando, porque temes este tiempo amarillo que se lleva todos los destinos lejos. Sospechas que sólo existe el frío al sur de la patagonia, aunque guardas dudas como cuchillas, envueltas en la oscuridad de algún lugar seco y con candados.


Nares Montero
(Foto: El Cairo 2007. Nares Montero)

1 comentario:

Santiago Bertault dijo...

Surrealismo mi no entender mucho.
Yo fumar crack con hojas de sauce. Pero poder gustar tú poeta Jean Arp. Ya tú contar yo si estar bien. Dislexia verbal dominar mi hoy.