lunes, 30 de noviembre de 2009

dientes de leche


¿Es por Natura
o justicia simpática
conservar el pueril encanto en mi boca
- 27 diciembres –
a cambio del escarnio infantil?

Pronto se acerca la hora
Me descubro señora
que viaja, vieja, juvenil

Pronto tendré desdentada el alma
y no podré ni morderte los bordes de las orejas
ni los cantos de los ojos
ni el cerrojo de la sonrisa

no podré dentellear tus límites
no sangrarte ni mecerme en tu pulso discreto

pronto en los huecos bucales
cabrán los vaivenes
de abandonados columpios

pronto se cerrarán las puertas de esa isla continente
de ese mar que es un lago
de esa lengua, premura de besos
lisonjas y halagos mortuorios

Inocencia
que enamoró tus manos
y te ató a mi
Pero pronto
ya no.

Ni eso
Ni bocados


Nares Montero

domingo, 29 de noviembre de 2009

Los misterios de la máquina de escribir VI: Escondite.


- Diablos de pantalón!

Notaba como un hilo de aire le subía por la pernera y se escondía en los muslos sin llegar nunca hasta su boca.

Los golpes han cesado hace rato. Tapa el pique de la pared metálica con la yema del dedo y la energía oscura lo envuelve todo. La nada pesa. Han cesado los golpes amortiguados.

Los muchachos le contaron que sería así, un eco, hueco, que sabe rancio, donde no se distinguen las palabras. Todo lejano. Voces de ultratumba, distorsionadas como en el río, cuando bucean hasta lo más profundo. Ahora ya no les dejan, dicen que el agua está sucia pero siempre estuvo así. Si no abren los ojos no escuece ni nada, pero ahora ya no les dejan.

-Voces de ultratumba... no pienses! No pienses! Cierra los ojos fuerte. - Grita y las palabras rebotan de las paredes a su cuerpo, de su cuerpo a las paredes. - No pienses!

Madre cose ropa en la silla baja, todo huele a miel y almendras. En la calle los muchachos le llaman a gritos. Miel y almendras.

-¿Y si ya es de noche?

Sus pies descalzos se encogen de frío, hace rato que le duelen las rodillas y se agarra el pantalón con ambas manos. Esa postura.

Pensaba en matarlos, a los muchachos, pensaba en matarlos. No de verdad, claro, pero esto había dejado de ser una broma hace rato.

- Se han pasado de castaño oscuro - Repetía.

Eso dice padre cuando el otro llega tarde: -Esto ha pasado ya de castaño oscuro.

- No te encontrarán! - Gritaba el eco. -Claro que no!-.

- Si ni yo sé donde estoy. - Pensaba él.

El mareo y las tripas llenas de protestas le martillean.

-¿Cuánto tiempo habrá pasado?

Se hace mil preguntas por segundo. La cena, las botas perdidas, la noche, animales, los muchachos, el frío, los golpes, no hay golpes. Ya no hay ruido.

Padre ya debe saber que faltó a la escuela.

- Me la cargo! Padre me mata.

Este es un buen escondite.

Nares Montero

jueves, 26 de noviembre de 2009


Mi victoria es
mantenerme en pie.


Nota:
N.M.


Imagen: El origen del mundo (Gustave Courbet)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La distancia

Buenos días, Engranaje perfecto:

He llegado a trabajar hace un rato, creo que aún se confunden en mí ciertos efluvios y humos nocturnos, pero desde ayer por la tarde llevo pensando en escribirte. De hecho te he conjurado de alguna manera desde ese momento varias veces en pocas horas. No pienses mal. Que a mi lo del amor no se me da muy bien en estos tiempos.
El caso es que el lunes no fue un gran día, la noche mejoró considerablemente las cosas, pero no fue un buen día. El tedio del trabajo y una ansiedad que se me alojó en algún lugar entre el corazón (o lo que queda de él) y el esternón, no me dejaron en paz ni un minuto. Salí a las seis de la oficina como alma que lleva el diablo y no sabía dónde meterme. Hice un par de llamadas con la desesperada intención de un rescate, pero no contestó nadie al otro lado del auricular salvo la socia capitalista que me dio un plano de situación y me guió hacia donde tenía que ir entre la ceguera de no poder respirar. A veces me pasa lo de la ansiedad, y poca cosa me calma. El caso es que andando, ya sin el teléfono en la oreja, pasé por una calle del centro que tiene muchos microclimas y submundos entre sus portales y en una de esas me metí como por arte de birlibirloque en una librería que me llamaba a gritos (mila-gritos) desde la otra acera. Hay que decir que además es una de las más deliciosas librerías de Madrid. Pues ahí en ese minúsculo reducto de coherencia y sentido, que sólo saben darle las palabras y los libros a la vida, recuperé un poco todo ese aire perdido. Curioseé por las estanterías y en un momento en el que me quedé sola con el dependiente me decidí a pedir lo que necesitaba, le dije:
-Te va a sonar extraño, ya sé que esto no es una farmacia pero… necesito un libro que me calme, y es urgente porque el suelo comienza a agrietarse debajo de mis pies.
El librero me miró, se tocó un momento la barbilla y dijo algo así como:
-A ver que tengo por aquí.
Pronto empezó una danza, entre derviche y vals, de un lado para otro sacando libros de las estanterías u ocultos bajo otros en los expositores. Y explicando de cada uno de ellos su posología completa. Ante mi estupefacción decidió poner una silla ahí, en un rincón, y pedirme que me sentara y leyera un relato de uno de los libros seleccionados para ver los primeros minutos de evolución tras el diagnóstico, el relato se llamaba “ La revolución” (muy propio). Mano de santo. Después de algunas dudas decidí llevarme dos libros y ahí es donde entras tú, o tu recuerdo. Casi no podía esperar a encontrar un hueco en algún bar cercano para empezar con el tratamiento. Me sentía desfallecer y sabía que lo único que podría aliviarme eran esas páginas plagadas de símbolos curativos.
El primero lo he leído en ratos y ayer martes, demasiado pronto, lo terminé. Ese es el momento exacto en el que supe cual sería tu regalo. Cristalino. Me duchaba y arreglaba para otra noche entre cristales y falso glamour. La socia capitalista leía en voz alta, obligada, algunos retazos del libro, que yo vitoreaba desde el baño y a la vez me sorprendía pensando en la buenísima idea de regalarte algo tan apropiado mientras me pintaba los ojos. Como puedes imaginar ahora no se me ocurre ni de broma entrar en detalles acerca del presente. Aunque confío que te guste y logre sacar algo de tiempo para enviarlo cuando antes. Ayer era un concierto en uno de los bares habituales, sólo que era un concierto reducido y de alguna manera exclusivo, sólo para algunos de los fans más rápidos. Yo no soy (muy) fan y por supuesto no soy nada rápida, pero estaba donde debía en el momento justo unos días antes y me hice con una entrada casi por casualidad. Hubo un momento que el cantante dijo que permitiría hacer peticiones siempre y cuando la persona diera una razón concreta e importante para tal petición.
Yo hable.
Dije el título de la canción y él pidió la razón.
De mi boca salió lo siguiente: 4214 Kilómetros.
Él cantó la canción.
A veces las cifras son contundentes.

Es cierto que yo cantaba y reía un poco entre dientes porque todo el mundo se imaginaba un amor remoto y yo sabía, a ciencia cierta, que era otra cosa. Quizá algo más importante.

Besazos
N
(basado en hechos reales y con el beneplácito de Engranaje perfecto para publicarlo a la vista de todos los que tengan ojos y quieran ver)

jueves, 19 de noviembre de 2009

Faltas de ortografía

Escribo con faltas de ortografía
consciente inconsciente.
Que nunca seré capaz
de memorizarlas,
utilizarlas
de la manera adecuada.

Vuelo con b de beber y de bautizo
y a valla que salto
vaya si me provoca.

Porque yo salto para propulsarme
para preguntar al aire
desde donde viene
qué acentos le marcan los muros que derriba
qué memoria acecha al olvido
qué dudas siembran el camino
qué muerte huidiza de escaparate
qué pregunta correcta lo detiene

Escribo
con faltas de ortografía
por rebeldía.
Y quizá también
por ignorancia.

Nares Montero

domingo, 15 de noviembre de 2009

Recompensa

QUE la vida no va como nos gustaría es algo que todos sabemos y aceptamos. O casi. En los últimos tiempos la vida no se concilia conmigo, ni duerme en mi cama, ni deja que me lama las heridas a gusto. Antes la cosa era cuestión de paciencia o de tragaderas. De buen ánimo, talante. Y eso era agradable de puertas afuera. La gente lleva bien a quien aguanta, a quien llora poco y no hace mucho ruido. Pero como cualquier otro recipiente yo me colmo. Y para colmo me rebelo.

QUE la vida no va como me gustaría y no me callo. Y es peor. La vida no se pone de tu parte si decides tirar los platos al suelo. Montar un escándalo de cristales y porcelana y decir a grito pelado: "Esta bazofia no me la trago".

QUE la vida no va. Ni para alante ni para atrás. Pero no vengo a (des)montar campañas publicitarias, ni a echar por tierra slogans y carteles. A veces la vida no es perfecta y se contradice a si misma y acaba tirando algún salvavidas al agua. Si estás atenta lo coges y te mantienes un poco a flote. Bendita contradicción.

ASÍ, de salvavidas en salvavidas ha transcurrido mi semana, porque a veces una también tiene ganas de salvarse.

LAS recompensas vienen si estás atenta. Quizá también si tienes la sensibilidad a flor de piel y estas mirando alrededor en busca de poesía no gratuitamente cursi, sino de poesía. Y llega.

SUPERMAN te rescata en vuelo raso un viernes por la mañana, te lo desayunas en un París inventado, alborotado y castizo. Porque nuestro París está en la historia de unas fotografías a las que sólo el inaccesible y cauteloso superhéroe y yo le damos significado.

FRIDA viene como una brisa entre lágrimas justo cuando ella quiere llegar, cuando es su turno, y también es un rescate. Una señal, un recordatorio de libertad, una celebración de vida que viene editada después de años de descatalogación y búsqueda. Y yo me rindo ante esa salvajada, natural e incluso inocente.

SONIA San Román te pide un poema para 23Pandoras y con toda la incredulidad del mundo las casualidades de la vida se confabulan y le mandas Titulares y te sientes orgullosa por un momento. Desde aquí: gracias, sin saberlo me has devuelto un poco la fe.

ENTRE semana me aferro a todos esos detalles imperceptibles de magia cotidiana y su encanto dura más allá de los días, de este tiempo tempestuoso y lúgubre. Y llega otro viernes cansada de la tristeza que madruga, de tanto trabajo ladrón de sueños, de vapor sin sentido, de espejismo y eyaculaciones cardinales. Y no saber qué mundo habitas. Cagarte en todo y estar agotada. Y en un alarde de fuerza venida de no sé dónde dices que le quieres gritar al mundo entre canción y canción y te vas. Te vas.

EN Madrid existen, aunque la ceguera nos impida verlo, tantos lugares refugio, tantas huidas como tus ganas necesiten. Tanto alcohol, tanta vida escondida en los rincones, como pelusas en el corazón. La medicina que mejor cura no siempre tiene prospecto.

LA cita era sencilla: Alejandro Martinez en el Barcelona 8. Siempre encuentro un encanto especial en esperar sola con mi copa en un bar como si fuera una traicionada más, una desencantada, desdibujada, una mujer de tanto tiempo encima como maquillaje, de esas que dan pena y morbo a partes iguales. Y llega Queens y me convierte en una veinteañera (aún) y me trae más cariño del que creo puedo llegar a soportar. Con ese silencio suyo que es una ruina y un escándalo maravilloso de fuegos de artificio. Cada una con nuestros lastres y nuestros gritos ahogados, nuestros desastres. Y Menso saluda como si nos hubiera visto ayer y no supiéramos que más contarnos y Alejandro pregunta: ¿Quién me va a bailar esta noche?... yo no me pongo en primera fila para nada y se lo digo: Yo, mi niño, yo te bailo porque tú eres medicina. Y arrancamos a cantar y a bailar con las canciones y los despistes. Y se suceden a un ritmo vertiginoso y Alejandro me mira cómplice desde ahí arriba y yo sólo quiero cantar y cantar y no parar nunca. Y llega "Humo y vinagre" me emociono, Queens me da un clínex con un gesto que contiene más poesía que todas las flores del mundo. No puedo dejar de mencionar la versión que se marcan de "Una rosa es una rosa" reinventándola y clavándonosla a todos los asistentes en ese lugar sin nombre. Al despedirme no me aguanto y le digo a un Quique Gonzalez de "pasaba por allí" que su disco es increíble y me voy, que soy descarada pero para estas cosas me viene la vergüenza de donde no la tengo.

LLAMO por teléfono. A esas horas sabes que algún alma caritativa accederá a una buena charla a pesar de la resaca adolescente que lo invade. El Ruso mola. Nunca te dice lo que quieres escuchar, es tierno en pequeñas dosis y huye de la cursilería propia y ajena. Nos une Bukowsky y un leve desengaño por la vida a la que, por otra parte, le arrancaríamos la ropa si se dejara, la muy puta! Me lleva a un sitio muy "in" donde hacen unos mojitos de escándalo aunque él se abstiene de bebidas alcohólicas debido a los achaques que le frecuentan los viernes. Y es que los jueves arde Madrid por donde pisa con su look destroyer de pitillo, camisa y cazadora de piel. Aún quedan roqueros y como siempre digo "No hay rock que por bien no venga".

EL sábado se gesta una escapada al centro, que es como una selva por la mañana y por la noche la periferia espera. Se celebra el cumpleaños de Rick en una pequeña bodega en Carabanchel. No conozco a nadie. Pero eso a quién le importa. No damos regalos mutuos... yo me excedo en los mensajes y él omite el papel de regalo. A conciencia. Porque este tampoco tiene necesidad de ser superfluo. A saber: "Perdición", "Los sobornados" y "El sueño eterno"... toma ya!. Si quisiéramos acabaríamos con toda la cerveza y yo siempre sería una femme fatale apoyada en esa barra. Cuando hablamos creamos efecto burbuja. Cantamos: "Cuando vas a venir otra vez por aquí, cuando gire el poniente en tu pelo, tú tenías que hacer lo que había que hacer pero el mundo nunca era un pañuelo." (Del antes mencionado Q.G.) Porque nos sabemos los surcos a tientas. Cada instante, cada instante. Es posible que carguemos tanto de pólvora esos momentos que luego no nos veamos en meses por temor a que explote. Todo explote.

HOY en casa me doy cuenta de que la vida no va como nos gustaría pero a veces y en pequeñas dosis compesa. RECOMPENSA.

Nares Montero

jueves, 12 de noviembre de 2009

Si me engañas

Si me engañas
hazlo al principio
cuando mis huesos
aún suelden como es debido,
sin miramientos.
Y me lo cuentas
borrachos perdidos
para que yo pueda montarte una escena,
y te grite cabrón,
y hunda los puños en ese pecho
arañado de otra.

Si me engañas
no me mientas ni me escondas,
no me confundas con mojigatas tontas
que dejan de querer
por la alquimia de los cuernos
y les baja la libido
y las subes el sueldo.

No pierdas monedas
ni tiempo en flores,
bombones y collares.
Dibújame un corazón para la nevera,
cuéntame despacio los lunares,
tararea a Silvio en mi boca,
dime que me quieres a tu vera

Y búscame el perdón
entre los pliegues de la ropa
en la saliva que me arde
en la bilis que me sobra
en los párpados de arena
y si no lo encuentras
dímelo al oído
y en la derrota
te diré dónde está escondido.

Si me engañas
hazlo al principio.
Resérvame
el otoño
y tu hojarasca,
a sabiendas,
que has corrido piel y mundo
y no vas a encontrar
ninguna puta
que te abrace como yo
durante el invierno.

Nares Montero

lunes, 9 de noviembre de 2009

reconocernos los errores

he de reconoceros los errores

vuestras lanzas maltrechas y astilladas
vuestros besos esquivos y escorpiones
vuestros vuelos rasos y carcajadas de carcoma

en los días de sol
resistís esas jorobas de animal sediento
y las camufláis entre las líneas de los pasos de peatones

en los días de lluvia
esponjáis la nostalgia y el regodeo húmedo del tiempo
os esconde los pies entre los charcos

en los días de calma
arden solapadas las miserias
que dejáis detrás de la puerta y los balcones
agradecéis la puntualidad del camión de la basura
aunque el pregón ruidoso de su paso sea una dentellada

en los días de niebla
queréis salir a la calle y en ese derrumbe saber
a ciencia cierta
que nadie os reconoce
que es el disfraz perfecto

en los días de sueño

inventáis sonatas y aguardientes
os bebéis desnudos y por partes
los asuntos que tratan las heridas del pasado
como si dejaran de sangrar al pronunciarlas
después el silencio
con su vocación de esparadrapo
las ocultará para siempre

y miráis a los ojos al viento
que enreda las manos en el pelo
y besáis y dejáis caer las lanzas
y la risa desgranada os devuelve otra sonrisa
y el vuelo sólo se detiene cuando

os despertáis
y volvéis a
reconocerme los errores


Nares Montero

domingo, 8 de noviembre de 2009

Los misterios de la máquina de escribir V: Consideración.


Hay sequía.

Él quería morirse en casa
y por eso sus últimas palabras decían:

"El agua es reutilizable.
Ya me había lavado
antes de ahogarme"
Nares Montero